Los puentes se han dinamitado. Con estas palabras se podría explicar el último portazo que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha dado a Unidas Podemos en el juego de sillas que parece que se está convirtiendo la formación del próximo Gobierno de España. El secretario general de los morados, Pablo Iglesias, ha llamado hace una hora a su homólogo socialista para ofrecerle una última fórmula para intentar salvar la investidura: un gobierno en coalición de un año que estaría "en prueba" hasta la presentación de los Presupuestos Generales del Estado 2020 (PGE).
Este sería el momento en el que, si Sánchez viera que el ejecutivo formado por las dos formaciones políticas no funciona, pediría a Iglesias y los suyos que abandonen el Consejo de Ministros, algo a lo que los morados aceptarían y se comprometerían a mantener el apoyo parlamentario de los 41 diputados que tiene Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados.
El PSOE ha tardado apenas unos minutos en reaccionar: "No se dan ni las bases mínimas de confianza ni un planteamiento de un gobierno cohesionado, coherente y con una única dirección, en una legislatura estable, algo que necesita con urgencia España". Según la directiva socialista, la conversación ha durado 10 minutos y ha girado en torno a la coalición, que sería evaluada "en el momento de la aprobación de los próximos Presupuestos Generales".
Se trata de la primera conversación de "tú a tú" entre los líderes de la izquierda española desde las negociaciones para intentar salvar la investidura de julio. Desde entonces, Sánchez e Iglesias solo habían mantenido dos breves conversaciones por la red social WhatsApp: el pasado 3 de agosto, cuando el líder morado e Irene Montero tuvieron a su tercera hija, Aitana, y cuando Unidas Podemos envió al PSOE cuatro vías para formar un gobierno en coalición a mediados de agosto. A este documento, que se lo envió directamente Iglesias, Sánchez respondió con un tajante "recibido".
Sin embargo, este desencuentro no es sorprendente. Desde la fallida investidura de julio, el cruce de acusaciones y desencuentros entre sendos partidos ha sido la tónica de los medios de comunicación. El pasado martes, los equipos negociadores se levantaron de la mesa sin avance alguno y con la acusación de "inmovilismo" mutuo, y ayer el propio Iglesias volvió a ofrecer en la Cámara Baja una coalición a Sánchez que este mismo rechazó durante la sesión de control al Gobierno.
Iglesias: "Tendré que llamarle yo"
Iglesias se mostró ayer decepcionado con el PSOE por haber rechazado todas las propuestas que le han hecho para formar un Gobierno. "¿Sabe cuántas veces me ha llamado por teléfono desde la investidura fallida? Cero", le criticó durante su intervención en el Congreso de los Diputados, previo a la sesión de control al Ejecutivo. La intervención a petición propia de Pedro Sánchez para explicar los últimos Consejos Europeos y las consecuencias que tendría para España que se diera un Brexit duro se convirtió en un cruce de reproches entre los actores políticos por la situación de bloqueo en la está sumida España. "Tendré que llamarle yo", lamentó el secretario general de Unidas Podemos ante la pasividad del PSOE.
?? #EnDirecto El líder de @PodemosCongreso, @Pablo_Iglesias_, interviene en el #Pleno para argumentar la postura de su grupo respecto a la comparecencia de @sanchezcastejon sobre los Consejos Europeos y el Brexit.
?? https://t.co/lgvOXSBptH https://t.co/J6hCFrW5v2
— Congreso (@Congreso_Es) 11 de septiembre de 2019
Y esta última noticia se produce horas después de que el rey Felipe VI haya anunciado que los próximos 16 y 17 de septiembre iniciará una segunda ronda de contactos para ver si es viable celebrar una segunda investidura. Desde el PSOE apuntan a que Sánchez no se presentará a una segunda investidura si no cuenta con los apoyos necesarios, por lo que el nivel de crispación en la política española podría dejar correr el reloj de la democracia y agotar los plazos establecidos en el artículo 99 de la Constitución. Si en la medianoche del 23 al 24 de septiembre no hay un presidente del Gobierno elegido por el Congreso de los Diputados, Felipe VI tendrá que disolver las Cortes Generales y convocar elecciones para el próximo 10 de noviembre.