El pasado lunes una escuela femenina de secundaria del pueblo de Dapchi, en la región de Yobe, al noroeste del país nigeriano, se vio azotada por un ataque yihadista de Boko Haram. Llegaron por la noche en camiones, con armas pesadas y uniformados de camuflaje, ahuyentando así a alumnos y profesores por igual.
El número oficial de desaparecidas ha sido muy difícil de averiguar; la semana pasada tanto la policía como el gobierno oscilaba una cifra entre 50 y 100 niñas, además, las familias afectadas informaron a Reuters que la cifra de desaparecidas era de 105. Finalmente, el gobierno de Nigeria ha comunicado que la cifra oficial es de 110 alumnas con paradero desconocido.
El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, comunicó que reforzaría militarmente la zona para devolver cuanto antes a las niñas a casa y cazar a los criminales que cometieron el rapto, para hacer así justicia.
Cabe recordar, que este hecho se produce a falta de dos meses para que se cumplan cuatro años del secuestro de otras 200 estudiantes en el Estado de Borno, país vecino a Nigeria, de las cuales solo han sido liberadas poco más de 100 chicas.
Nigeria ha visto incrementado el número de ataques suicidas en los últimos meses, pese a que los terroristas han perdido presencia en algunos de sus territorios tras operaciones exitosas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad.
En represalia, los yihadistas han adaptado sus ataques a sitios considerados como puntos débiles, como lugares de oración, escuelas y campamentos de refugiados.