Continúa en la Audiencia Nacional el primer juicio al comisario jubilado José Manuel Villarejo por tres supuestos encargos de espionaje investigados en la macrocausa conocida como 'Operación Tándem', por los que se enfrenta a una petición total de la Fiscalía de casi 110 años de cárcel. En la sesión de este martes, el ex comisario de la Policía Nacional embarró su declaración con todo tipo de teorías conspirativas y disparates difíciles de digerir por el sentido común, en su enésimo intento de salvar su pellejo.
El principal blanco de sus ataques fue la presentadora de televisión Ana Rosa Quintana. Cabe recordar que el marido de la estrella de Mediaset, Juan Muñoz, se sienta en el banquillo de los acusados junto al antiguo agente. El lunes, el empresario reconoció haber contratado y pagado 20 euros a Villarejo para obtener información comprometida sobre un ex socio y su abogado, con el objetivo de extorsionarlos. Pero dijo más. Muñoz sostuvo que en una de las reuniones grabadas en vídeo en la que aparece el letrado del que fuera su socio consumiendo cocaína y rodeado de lo que parecen ser prostitutas, se encontraba además el hijo del propio ex comisario, también acusado en este juicio.
Esa revelación del marido de Quintana desató la ira y el instinto paternal de Villarejo. "Con los hijos no se juega. Es un comportamiento mafioso. Idiota de mí que quise ayudar a una gran amiga, Ana Rosa. Y ahora estoy aquí sentado y los autores llegan a un pacto con la Fiscalía. Han mentido. Y espero que el fiscal sepa que han mentido", alegó el principal acusado.
Durante su segundo día de declaración, José Manuel Villarejo insistió una y otra vez en que todas las cintas que guardaba en su casa con grabaciones de sus reuniones con diversas personalidades las filmó el Centro Nacional de Inteligencia. Tampoco reconoce haber elaborado ni uno solo de los informes que aparecieron en su domicilio. Lo atribuye todo a una maniobra ideada por el CNI y el Ministerio del Interior, a los que llegó a acusar poco menos que de estar detrás de los atentados de Barcelona del 17 de agosto de 2017. Todo, pese a la sentencia de la propia Audiencia Nacional que condenó a tres islamistas y desmontó cualquier insinuación como la del comisario jubilado.
Villarejo también se sacó de la chistera lo que ha dado en llamar la 'Operación Gamba'. Según él, por las cloacas del Estado circulaba un dossier que contenía conversaciones de la reina Letizia con terceras personas y que se intentó publicar en varios medios de comunicación. Luego, se centró en el trabajo que realizó para Juan Muñoz.
"Fue un favor a mi amiga Ana Rosa Quintana. Como muchos otros que le he hecho, como por el plagio de su libro. Me llamó para decirme que tenía un problema con el nuevo maridito que tenía, que se dedicaba a fabricar facturas falsas", relató Villarejo, que afirmó que "el fiscal ha llegado a un acuerdo con el marido de Ana Rosa para que mienta". "Dice que no fue él quien me dio el dinero y es falso, fue él. Depositó él los 20 euros en la mesa", sentenció.
Entonces, el fiscal le preguntó: "¿Pero no ha dicho que no cobró?". Y el ex agente aclaró: "No, no cobré. El dinero lo cogieron dos miembros del CNI, que estaban en el despacho de al lado [en las oficinas de su empresa Cenyt]". Sin embargo, en esta versión, nada cuadra. El dossier para Muñoz se elaboró en 2017, cuando él ya estaba jubilado y además mantenía una guerra abierta contra el entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, a quien ahora echa el muerto de los atentados del 17-A, ocurridos también en 2017, con Villarejo siendo investigado ya por varios asuntos.
Villarejo dejó claro que no perdona a Ana Rosa Quintana que su marido haya implicado a su hijo en este asunto con tal de pactar con la Fiscalía y evitar su ingreso en prisión. Y avisó: "Es una bellaquería, es canallesco, implicar a mi hijo. Probablemente pensará que sus hijos son más importantes que los míos, como Ana Rosa es más importante que yo…".