Se acercan las vacaciones de Navidad y, a pesar de las grandes dificultades que el mundo enfrenta, tras la devastadora pandemia y el fatal cambio climático es mucha la gente que ya está planificando el mejor lugar para refugiarse, descansar y olvidarse de todo. Para quienes disfrutan del clima frío, el fiordo de Geiranger se encuentra entre las mejores alternativas turísticas para los próximos días de descanso, un paraíso natural que se ha convertido en uno de los mejores encantos naturales de las tierras de Noruega.
Los noruegos se enorgullecen de tener entre sus riquezas geográfica el fiordo de Geiranger, un paradisíaco lugar natural ubicado en el distrito de Sunnmore, en la provincial de More og Romsdal. Este fiordo forma parte del municipio de Stranda, es una rama del Storfjorden y tiene una extensión de 15 km, además de una anchura máxima de 1.5 km. Los fiordos son entrantes del mar en la costa, profundas, largas y estrechas, bordeadas de montañas casi verticales, que resultan de la inmersión de un valle por un glaciar cuaternario. Son característicos de las costas de Noruega, aunque otras regiones también cuentan con espectaculares fiordos, entre ellos: Canadá, Islandia, Nueva Zelanda, Escocia, Groenlandia, Alaska y la Patagonia Argentina
Desde el 2005, el fiordo de Geiranger forma parte de la lista de monumentos naturales Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, debido a belleza suprema, absolutamente inolvidable. Las cualidades de Geiranger han sido descritas por quienes han tenido el privilegio de hacer turismo en este majestuoso lugar, rodeado de cristalinas cascadas, azules aguas, acantilados, laderas y espesa vegetación; cualidades que lo convierte en la más fascinante y enorme riqueza topográfica de la zona.
Específicamente el fiordo de Geiranger está situado en la costa noreste de Noruega, en la provincia More of Romsdal. Estadísticas oficiales revelan que, al menos, 600 viajeros lo visitan anualmente, para contemplar su encantadora belleza natural. Geiranger es un pequeño pueblo con, al menos, 200 habitantes, ubicado al final del fiordo. Este pintoresco lugar recibe, al menos, 150 cruceros anualmente.
Los noruegos consideran al fiordo de Geiranger como la joya de los fiordos noruegos, por sus gigantescas montañas cubiertas de nieve, exuberantes cascadas y su cielo de color azul intenso. Los turistas a bordo de los barcos cruceros que navegan por el fiordo de Geiranger disfrutan de espectaculares vistas, colmadas de imponentes montañas y una multitud de casas típicas de madera y chozas pequeñas que reflejan parte del legado cultural de este país europeo.
Los cruceros navegan todo el año en el fiordo de Geiranger
Normalmente, los barcos cruceros realizan dos escalas durante su paso por el fiordo Geiranger. Una de ellas en el puerto de Geiranger, el cual está ubicado al final del fiordo y donde los pasajeros desembarcan durante un rato para recorrer el lugar. La otra escala de la embarcación se efectúa en Hellesylt, una pintoresca villa situada en el fiordo.
Durante el recorrido por el fiordo Geiranger, los turistas visitan varias granjas abandonadas, entre ellas: Knivsfla, Skagefla y Blomberg. También conocen algunas aldeas situadas a las orillas del fiordo, que revelan la historia del lugar y sus tradiciones de antaño. Quienes aman el senderismo encontrarán increíbles rutas montañosas con espectaculares vistas desde los altos miradores, donde podrán hacer largas caminatas y travesías para explorar este paraíso nórdico.
Las cascadas del fiordo de Geiranger
El fiordo está adornado de imponentes cascadas, entre ellas: El Pretendiente y Las Siete Hermanas, ambas están situadas enfrente una de la otra. Otro de los saltos de agua más imponentes es el Velo de la Novia, su agua cae sobre un fondo rocoso y cuando el sol lo ilumina, parece un velo fino sobre las rocas, de allí proviene su curioso nombre. El fiordo de Geiranger es un bellísimo lugar, ideal para visitarlo, al menos, una vez en la vida. Una experiencia única e imperdible en las fascinantes tierras noruegas.