Nuevo numerito de VOX en un parlamento español. Con él, el partido de ultraderecha vuelve a cruzar otra línea roja, despreciando la cortesía y el respeto que deben imperar en las cámaras legislativas. Este miércoles, Antonio Gallego, diputado de la formación que lidera Santiago Abascal en el Parlament de Cataluña, llamó "hijo de puta" -así, con todas la letras- al 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, durante la sesión de control al Govern. Así, la extrema derecha, como era de esperar, desató la bronca en la cámara autonómica.
La presidenta del Parlament, Laura Borràs, se vio obligada a suspender la sesión por un momento después de enterarse por terceros de que un parlamentario de la bancada de VOX había injuriado gravemente a Aragonès, gritándole "hijo de puta" desde su escaño después de la intervención de su jefe de filas, Ignacio Garriga. Borràs advirtió de lo sucedido a sus señorías y dio la oportunidad de retirar el insulto a quien lo hubiese proferido. Gallego, asumiendo su responsabilidad, se levantó para disculparse. No obstante, aprovechó que tenía el micrófono abierto para quejarse de que el líder del Ejecutivo catalán había llamado previamente "nazi" a Garriga, lamentado que eso no se considerase una ofensa.
Ignacio Garriga había interpelado a Pere Aragonès sobre el hecho de que, supuestamente, se estén nombrando a personas cercanas a los partidos independentistas para ocupar cargos de designación parlamentaria, como los miembros del Consell Audiovisual de Cataluña o la Agencia Catalana de Protección de Datos. Según matiza el diario El País, esos nombres han sido pactados con el PSC. "¿Hasta cuándo va a seguir repartiéndose los carguitos mientras los catalanes están absolutamente abandonados?", espetó Garriga al 'president'.
Aragonès le respondió dejando claro que está harto de que VOX aproveche cualquier cuestionamiento al Govern para soltar "el típico discurso de la ultraderecha, atacando a las instituciones democráticas envolviéndose en la defensa de los derechos de la gente". "Eso es lo que hacía el fascismo italiano. Esos es lo que hacía el nacionalsocialismo en España", recordó.
Como es natural, la contestación del presidente catalán soliviantó a los diez diputados de la extrema derecha que, como se ha podido comprobar ya en numerosas ocasiones, tampoco necesitan demasiada gasolina para inflamarse. Entonces, se produjo un tremendo murmullo en el hemiciclo, que Gallego aprovechó para tildar de "hijo de puta" a Aragonès. Varios diputados avisaron rápidamente a Borràs de que se había insultado al presidente de la Generalitat. Fue en ese momento cuando la presidenta de la Mesa invitó al culpable a dar la cara y retirar sus palabras.
"Yo pido disculpas por el insulto, pero no es normal que el presidente de Cataluña en cada sesión de control nos acuse de nazis", dijo Gallego. Su intervención duró lo que Borràs tardó en quitarle la palabra, al considerar que, en lugar de pedir perdón, estaba justificando el susodicho insulto.
El caso recuerda al ocurrido hace unos meses en el Congreso, cuando el vicepresidente primero de la Cámara Baja, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), se vio obligado a suspender durante diez minutos el Pleno después de que el diputado de VOX José María Sánchez García llamara "bruja" a la diputada socialista Laura Berja mientras ésta defendía la iniciativa de su grupo gracias a la cual, a partir de ahora, se penalizará el acoso a las mujeres en las clínicas abortivas.