El PSC se consolida como primera fuerza de Cataluña con Salvador Illa como candidato a la Generalitat. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el exministro de Sanidad tendría el 23,7% de los votos (22-26 escaños), por delante de ERC. El partido de Oriol Junqueras, cuyo candidato es Pere Aragonès, se consolidaría como segunda fuerza política con un 19,9% en intención de voto (19-21 escaños). JxCAT se distanciaría y tendría un 14,6% (13-18 escaños).
Por detrás estaría En Comú-Podem, con un 8,9% del electorado (7-10 escaños), por delante de un Ciudadanos descafeinado y perdido que solo tendría un 7,9% (7-9 escaños). Detrás de los de Carlos Carrizosa estaría Vox, con un 6,9% (5-8 escaños), con una décima más que la CUP y su 6,8% (6-8 escaños). El PP sería el último partido en entrar en el Parlament de Cataluña, con un 5,8% de los votos (5-7 escaños).
Illa podría aspirar a formar un gobierno con los comunes que se quedaría en minoría en comparación con el resto de fuerzas políticas. El PSC y ECP tendría un 32,6% de los votos y entre 29 y 36 escaños, muy lejos de los 66 escaños de la mayoría absoluta de la cámara catalana. La combinación más viable para formar un ejecutivo volvería a recaer sobre los partidos independistas. ERC y JxCAT parecen condenados a entenderse, con un 35,5% de los votos y una horquilla de escaños entre 32 y 39 escaños sin el apoyo de partidos como En Comú-Podem o la CUP.
La coalición constitucionalista entre el PSC, Ciudadanos y PP con el apoyo externo de Vox no sería viable ni fácil. Entre los tres partidos obtendrían un 37,4% de los votos, con una horquilla entre los 34 y 42 escaños. El apoyo externo de Vox no conseguiría que ni Salvador Illa ni otro candidato obtuviera la confianza de la cámara para formar un ejecutivo no independentista.
Esta encuesta arroja la fuerte pero insuficiente eficacia del "efecto Illa". El exministro de Sanidad conseguiría mejorar los resultados del PSC a datos de hace años, pero no conseguiría ser presidente de la Generalitat. Sin embargo, no hay nada perdido. La abstención por el miedo al Covid-19 puede cambiar, y de qué manera, los resultados. Desde el Palacio de La Moncloa confían en que los resultados de las elecciones permitan inaugurar una nueva etapa con Cataluña en la que se alcance un acuerdo político para la Generalitat en el marco de la Constitución que acabe con 10 años de desafío soberanista.