El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está extendiendo su red de contactos de manera discreta para intentar que no haya grandes sorpresas antes del debate y votación de los Presupuestos Generales del Estado 2021 (PGE). El Ejecutivo intentará desbordar los límites de los bloques ideológicos para aprobar unas líneas presupuestarias transversales a raíz de la pandemia del coronavirus.
La excusa de que estas cuentas deben ser unos Presupuestos "de país" permite a Sánchez explorar vías de acuerdo en todo el arco parlamentario. Por ello, intentará aunar en la misma mesa los intereses de su socio, Unidas Podemos, con quien el PSOE ha acordado que se presentará un borrador conjunto de los PGE para que se adhiera o modifique alguno de los términos de las cuentas.
De ahí que el presidente haya vuelto a sentar en la mesa de La Moncloa a ERC mientras que invita a Ciudadanos a no levantarse de la misma. Una relación difícil, admiten desde Moncloa, por los "vetos cruzados" establecidos entre los de Inés Arrimadas y Gabriel Rufián. Sin embargo, los de Ferraz esperan que la posición del PSOE, en el centro de las negociaciones, permita establecer diferentes puentes con partidos contrarios que permitan sacar adelantes las cuentas. El motivo principal que dará el Ejecutivo hasta la presentación de la ley de Presupuestos es que España necesita unas cuentas actualizadas que permitan vehicular los fondos que llegan desde Europa para hacer frente a las consecuencias de la Covid-19, cifradas en 140 millones de euros.
Una de cal y una de arena
ERC está entre la espada y la pared. El partido de Oriol Junqueras quiere mantener la posición preferente que ocupaba hasta la declaración del estado de alarma entre las filas de socios del Gobierno de España y, por eso, se plantea sentarse a negociar con el Gobierno los Presupuestos Generales del Estado 2021 (PGE) para restar peso a Ciudadanos y su posible influencia en las cuentas. Sin embargo, las elecciones autonómicas que se celebrarán en los próximos meses en Cataluña acechan por el retrovisor, y apoyar las líneas presupuestarias del gobierno progresista podría perjudicar a los republicanos en favor de los postconvergentes de Puigdemont y compañía.
La voluntad de Esquerra es intentar restar al máximo posible la influencia de Ciudadanos en la negociación de los Presupuestos porque no quieren “entrar en una subasta a la baja con Cs”, indican fuentes del partido. "Veremos si Iglesias es capaz de acabarse tragando unos presupuestos hechos a seis manos con Arrimadas", bromeaba un político cercano a Junqueras.