Keystone XL y Dakota Access son los nombres de los dos polémicos oleoductos que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado a través de la firma de dos decretos. Al mandatario estadounidense no le ha temblado el pulso, pese a años de protestas de entidades ecologistas e incluso de nativos americanos. Obama había rechazado durante 2015 el Keystone XL tras un buen número de años de protestas. El objetivo del proyecto era el transporte de casi un millón de barriles de crudo al día desde Canadá hasta el Golfo de México, donde se encuentran las refinerías estadounidenses.
Protestas de los indios nativos
En cuanto al caso del Dakota Access, a las protestas de los ecologistas se sumaron las de los indios nativos en Dakota del Norte. Se trata de un proyecto que alcanza los 3.800 millones de dólares y en el que el presidente antepone la creación de empleo y el desarrollo industrial para “poner a la gente a trabajar de nuevo”.
Esta decisión provoca malestar entre aquellos que defienden un mayor cuidado del Medio Ambiente y se suma a la reunión de Trump previa a la firma de los decretos. Lo hizo con algunos representantes de la industria del automóvil y les trasladó su idea de que las regulaciones en materia medioambiental están “fuera de control”. No deja de ser curioso que el mismo Donald Trump se describa como “ecologista”.
