Cerca de un millón de especies animales y vegetales están a punto de desaparecer como consecuencia de la actividad humana, según alerta un informe de la ONU. Muchas de estas, de acuerdo con la organización, podrían extinguirse en un tiempo de apenas 10 años.
La aceleración de las especies que están en peligro se ha incrementado a un ritmo vertiginoso y es algo que preocupa al organismo internacional. Un 75% de los ecosistemas terrestres y un 66% de los marinos ya se ven "gravemente alterados". Las Naciones Unidas consideran que las causas de la aceleración de este proceso se deben a cinco causas, todas ellas causadas por los humanos, de las que inciden especialmente el cambio del uso del mar y la tierra, el cambio climático y la contaminación.
Cambio del uso de la tierra y el mar
Actualmente, los seres humanos extraen más recursos de la naturaleza que nunca y, a su vez, generan un mayor número de desperdicios. La expansión de terrenos para su uso agrícula ha causado la desaparición de ecosistemas enteros y amenaza a otras tantas. La ONU estima que en total son cerca de 100 millones las hectáreas que se han perdido ya, especialmente en Amércia Latina y Asia.
Asimismo, los ecosistemas marinos se están viendo perjudicados por el desarrollo de las costas y el incremento de la acuicultura en alta mar.
Cambio climático
El cambio climático ya se está haciendo notar en las especies, de manera que la biodiversidad se está viendo mermada como consecuencia de ello. La ONU estima que los humanos son los causantes del incremento de la temperatura del planeta en 1 grado, con temperaturas medias que aumentaron 0,2 grados centígrados por década en los últimos 30 años.
Su resultado directo es la aparición, con mayor frecuencia, de fenómentos meteorológicos como inundaciones, sequías o incendios forestales. Además, el nivel del mar ha aumentado de 16 a 21 cm desde 1900, a un ritmo de más de 3 mm al año en las últimas dos décadas.
Con ello, desde el año 1870 se han perdido casi la mitad de los arrecifes de coral por el calentamiento de los océanos.
El cambio climático afecta también a un 47% de los mamíferos terrestres y a una cuarta parte de las aves, que se encuentran en peligro de extinción.
Contaminación
Es una imagen cada vez más habitual en los medios de comunicación: mares infestados de plásticos. La contaminación causada por este material se ha multiplicado por 10 desde 1980.
Entre 300 y 400 millones de toneladas de metales pesados y otros desechos industriales terminan en los fondos marinos, según estima la ONU, de manera que se hayan creado ya lo que la organización denomina "zonas muertas" .
Estas micropartículas y plásticos están entrando en las cadenas alimentarias de los ecosistemas existentes. Así, estos niveles elevados de metales y microplásticos afectan a los peces y biota del fondo marino.
Todos estos cambios en los océanos han afectado al menos 267 especies, incluyendo el 86% de las tortugas marinas, el 44% de las aves marinas y el 43% de los mamíferos marinos. Los humanos también se ven afectados a través de las cadenas alimenticias.
Por otra parte, la ONU también alerta de la introducción de especies invasoras en un ecosistema que no les pertenece, como consecuencia de un aumento de viajeros tanto aéreo como marítimo.
Lucha contra el cambio climático
Con estos alarmantes datos, cada vez son más los ciudadanos que se preocupan y exigen medidas para cuidar el medio ambiente, especialmente entre los jóvenes. Desde agosto de 2018, la estudiante sueca de 16 años Greta Thunberg, decidió no acudir a clase como protesta contra el cambio climático hasta la celebración de las elecciones al parlamento de Suecia, celebradas en septiembre de ese mismo año. Lo hizo tras un verano en el que el país se vio seriamente afectado por incendios y altas temperaturas poco habituales en la región.
Tras las elecciones la joven contnuó manifestándose y sin ir a clase, aunque esta vez solo los viernes. Su lucha ha servido para inspirar a estudiantes de todo el mundo, que se han organizado para protestar y hacer huelga en favor del medio ambiente y exigir a los gobiernos que tomen medidas al respecto. Más de 250 ciudades siguieron el ejemplo de Greta en países como Australia, Bélgica, España, Canadá, Países Bajos, Reino Unido o Alemania.