El número de niños refugiados y migrantes que llegaron a las islas griegas, entre enero y agosto, ha aumentado un 32% respecto al mismo periodo del año pasado. Más de 7 niños, una media de más de 850 al mes, han hecho un peligroso viaje por mar, para terminar en su mayoría en instalaciones masificadas e inseguras. Con la base de los patrones de años anteriores, se espera que el número de refugiados y migrantes que lleguen a Grecia por mar se incremente en los próximos meses.
“A medida que el número de niños refugiados y migrantes que llegan a las islas griegas aumenta, las condiciones de los centros que los albergan se hacen más terribles y peligrosas”, explica el coordinador de país de UNICEF, para la Respuesta a los Refugiados y Migrantes en Grecia, Lucio Melandri. “Todos los refugiados y migrantes que viven en los Centros de Recepción e Identificación, especialmente los niños, necesitan que se les derive al interior, para garantizar que tienen alojamiento adecuado, protección, atención médica y otros servicios básicos”.
Aproximadamente, el 80% de los 20.500 refugiados y migrantes que hay hoy en las islas griegas, incluidos más de 5 niños, viven en Centros de Identificación y Recepción, que se encuentran saturados y en condiciones insalubres.
Según la legislación griega, los refugiados y migrantes deberían pasar un máximo de 25 días en estos centros, para completar los procesos de llegada. A pesar de su gran fuerza de voluntad y compromiso, las autoridades y el personal local están desbordados, y no han podido derivar a todos los niños vulnerables y sus familias a los servicios apropiados. Algunos niños llevan más de 1 año en estas instalaciones saturadas y mal equipadas.
El Centro de Moria, en la isla de Lesbos, con capacidad para albergar a 3.100 personas, acoge actualmente a cerca de 9, más de 1.700 de ellas son niños. El de Vathi, en Samos, fue construido para 650 personas; ahora viven en él 680 niños, y en total unos 4 refugiados y migrantes.
Cada día llegan más familias y niños, que se enfrentan a riesgos de salud y protección, y a una grave angustia psicológica. A diario se produce episodios de violencia, abuso doméstico, protestas y disturbios. El acceso a saneamiento e higiene es inadecuado. En algunos casos, 70 personas dependen de un solo aseo, lo cual causa filtraciones de aguas residuales y olores desagradables en los campos.
“La mayoría de niños y jóvenes que he conocido, arrastran el trauma de la guerra y de haberse visto obligados a huir de sus casas. Ahora viven en condiciones lamentables, sin vislumbrar el final de su situación. Muchos sufren un grave estrés emocional”, cuenta Melandri tras visitar los centros de Lesvos y Samos la semana pasada. “Las autoridades griegas y las comunidades han hecho todo lo que podían para apoyar a los niños refugiados y migrantes, pero ya no pueden hacer frente a tantas llegadas y necesidades”.
Además de la derivación inmediata de refugiados y migrantes de las islas al interior de Grecia, se necesita urgentemente, por parte de otros estados miembros de la Unión Europea, más compromisos de reasentamiento que prioricen a los niños y agilicen los procesos de reunificación familiar.
UNICEF da apoyo a los niños refugiados, migrantes y sus familias en Grecia desde mediados de 2016, y garantiza que más de 60 niños tengan acceso a servicios de protección infantil vitales: apoyo psicosocial, atención médica y educación. Además, está trabaja con el Ministerio de Salud, con la provisión de 85 vacunas.