ÚLTIMA HORA SOBRE EL AVANCE DEL CORONAVIRUS EN ESPAÑA
El Gobierno de España no quiere poner ninguna fecha para que los ciudadanos recuperen la normalidad tras el paso del coronavirus en España. Muchas voces apuntan a que el Congreso de los Diputados podría porrogar el estado de alarma otros 15 días, hasta las 00.00 horas del próximo 26 de abril, pero lo que está claro es que el estado de alarma se tendrá que levantar de manera gradual para evitar nuevos contagios masivos que pongan contra las cuerdas al sistema sanitario, tal y como está ocurriendo en la actualidad.
Por lo tanto, el Ejecutivo tiene por delante unas semanas en las que decidir la forma en la que ir recuperando la normalidad. La primera opción que está encima de la mesa es la de la reactivación de la producción nacional no esencial por dos motivos: para testar el impacto de que todos estos trabajadores vuelvan a las calles y a usar servicios esenciales como el transporte público y ver así el efecto real de volver a las calles. Además, sería una forma de amortiguar los efectos económicos de la crisis provocada por el coronavirus.
Está claro es que el curso escolar se tendrá que adaptar a la situación provocada por el virus. La ministra de Educación, Isabel Celaá, aseguró la semana pasada que la vuelta a las aulas se producirá semanas después del levantamiento del estado de alarma y la titular de Educación deseó que los alumns tuvieran "al menos 15 días de clase". Lo mismo ocurrirá con los ancianos: cuando el estado de alarma se levanta, tendrán que aumentar las precauciones y mantenerse en sus casas siempre que puedan. Este grupo de riesgo es el más golpeado por el Covid-19, y es imprescindible que mantengan toda prevención.
También dependerá de los territorios: puede que la Región de Murcia o las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se reactiven antes que laa Comunidad de Madrid o Cataluña. En función de la situación del coronavirus en cada territorio, el Palacio de La Moncloa tendrá que consensuar las decisiones a tomar y Pedro Sánchez se verá obligado a consensuarlo con la oposición y las comunidades autónomas.
Esta situación es inédita en todo el mundo, y las respuestas a la misma también tienen que serlo. La clase política debe abandonar todo tipo de discurso partidista e ideológico y remar todos en la misma dirección, por mucho que cuete y muchos roces que haya. España y sus ciudadanos lo merecen.