El PSOE sabe que Unidas Podemos es fundamental para que Pedro Sánchez pueda conservar las llaves del Palacio de La Moncloa. El que fuera su socio prioritario durante los 10 meses de gobierno socialista ensalzado al poder tras la moción de censura a Mariano Rajoy se apoyó en la formación morada en medidas tan importantes como la nueva ley hipotecaria, la redacción de los Presupuestos Generales del Estado 2019 (PGE) o la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Los de Pablo Iglesias saben que su apoyo es esencial y, por lo tanto, han endurecido su discurso hasta el punto de poner en solfa la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno designado por el Rey. ¿La principal condición para que se forme un gobienro progresita? La de formar un "gobierno de cooperación" con miembros de Podemos o independientes con una relación con la formación.
Los socialistas, no obstante, no están dispuestos a ceder tan fácilmente. "No hay alternativa: o gobierna el PSOE o gobierna el PSOE", aseguró hace semanas el propio Sánchez, sembrando la duda sobre un hipotético adelanto electoral. Ferraz 70 tiene la vara de mando en las negociaciones y es quien va a marcar la hoja de ruta, y ya ha dado el primer paso: vetar a Pablo Iglesias como posible ministro. A la Comisión EJecutiva Federal le inquieta un perfil tan rupturista como el de Iglesias en el Consejo de Ministros, desde donde podría impulsar medidas revolucionarias e incluso rupturistas con su propio plan de gobierno. Si bien la primera oferta de La Moncloa fue ofrecer puestos intermedios a los de la formación morada para formar un bloque progresista más o menos estable de 165 escaños, ahora podría ofrecer carteras ministeriales que no fueran las denominadas "de Estado" -Justicia, Hacienda, Exteriores…- a próximos a la formación de Iglesias. Sin embargo, desde el PSOE aseguran que siguen esperando una respuesta.
Una de las exigencias de Unidas Podemos es entrar en el Gobierno de España de la XIII legislatura, pero no han condicionado su apoyo a la entrada de su líder en el Ejecutivo. Por lo tanto, tendrán que decidir qué hacer si la advertencia de dejar fuera al secretario general de la formación se convierte en realidad y cuál será su postura en la sesión de investidura que tendrá lugar en las próximas semanas en el Congreso de los Diputados. Sobre sus hombros está la responsabilidad de permitir un gobierno socialista con más representación parlamentaria de la que contaban antes del adelanto electoral. Y los socialistas tienen razón: no hay alternativa al PSOE. Los 147 escaños que reúnen PP, Ciudadanos y Vox no son suficientes para presentar un candidato diferente, posiblemente Pablo Casado, para intentar arrebatar el sillón de la Presidencia del Gobierno al líder del Poder Ejecutivo en funciones. Es más: el presidente del PP tiró la toalla el mismo 28 de abril y se alzó desde el primer momento como el líder de la oposición para vigilar al gobierno que previsiblemente se formará. Por lo tanto, Sánchez tendrá que buscar un camino de acuerdo con Unidas Podemos que cuente con el apoyo del PNV y la abstención o de ERC o de EH-Bildu.