La temporada 2019/20 ha dejado un sabor amargo tanto a los clubes como los aficionados. Tras una competición de máximo nivel y exigencias, no hemos podido disfrutar del tramo final de la Liga Femenina Endesa. Ahora toca poner la mirada en la próxima campaña y comenzar los preparativos para que se pueda llevar con éxito. En este contexto, repasamos la historia del primer equipo del CDB Clarinos.
El Ciudad de los Adelantados nació en la temporada 2014/15 como un ilusionante proyecto para favorecer el deporte femenino en Tenerife, al mismo tiempo que competía en la Liga Femenina 2 (LF2) e intentaba hacerse hueco en la élite del baloncesto nacional. La plantilla estuvo formada por jugadoras como Laura Fernández, Claudia Aponte, Laura Bejarano, Isa Vara de Rey, Chenise Miller, Graciela Díaz, Valerie Avebe o Ivana Alonso. A pesar de tener como lemas diarios el esfuerzo y el trabajo, el conjunto morado vivió una temporada bastante frustrante en el Juan Ríos Tejera.
«Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que puedo contar con los dedos de una sola mano los medios que le damos la difusión al Ciudad de los Adelantados y que intentamos que el baloncesto femenino consiga crear adeptos. ¿Por qué en vez de tanto reprochar a los demás y concentrarse en extraer lo negativo de todo no les damos un voto de confianza? Tarde o temprano, la victoria llegará. Solo es cuestión de tiempo, trabajo, esfuerzo y motivación”», escribí en un artículo de opinión por aquel entonces.
Aunque los triunfos llegaron, no fueron suficiente. Las moradas acabaron ocupando la 21ª posición en la tabla clasificatoria, lo que conllevó al descenso en la categoría. En consecuencia, se produjo un sentimiento de impotencia entre las jugadoras: el trabajo que con tanto sacrifico llevaron a cabo, no había servido para obtener la ansiada permanencia. Para algunas era, sin duda, una campaña para olvidar en sus trayectorias profesionales.
Cabe destacar que la creación del club lagunero no sentó del todo bien. Es más, incomodó a muchos y levantó numerosas críticas negativas. Hay quienes consideran que la entidad nació para hacerle la competencia al Tenerife Isla Única, club que renunció a su plaza en LF2 a causa tanto de los impagos como falta de apoyo del Gobierno de Canarias y Cabildo. De la misma manera, hay quienes tienen claro que el club es un plagio del proyecto del Insularia: demasiadas coincidencias entre ambos.
Algunos aluden al hecho de que se había ascendido a LF2 desde los despachos, mientras otros equipos luchaban por estar en la competición desde el terreno de juego. A un sector le molestó que el técnico fuese Claudio García, pues opinaban que había sido escogido a dedo por el presidente del club (su padre) y no por méritos propios. Otros simplemente restaron importancia al conjunto, por el hecho de ser femenino y novato.
Capítulo aparte lo merece la “cantera morada”. ¿Realmente existe? No se tratan de jugadoras instruidas en el seno del club: se ha formado a base de vinculaciones con otros equipos de colegios, tales como el Luther King, La Salle, Buen Consejo, Nuryana o Dominicas. ¿Es ético presumir tanto de contar con estos conjuntos cuando, en realidad, la mayor parte de trabajo lo hacen desde otros clubes? ¿Y cuáles son las intenciones para contar con las jóvenes: poder entrenar con la primera plantilla o jugar unos segundos en algún partido oficial? ¿Repartir estadísticas a la prensa? Opinen ustedes mismos, porque da la impresión de que la entidad no se identifica con nada y no forma a jugadoras propias (desaprovechando el talento local).
Por otra parte, una corriente opina que vendían la idea de que el club apostaba por jugadoras canarias cuando a las pocas que había se les daban pocos minutos sobre la pista, a excepción de Laura Fernández. Incluso estuvo mal visto por unos cuantos que el primer fichaje fuera Laura Bejarano, que, pese a haber formado parte de diversos conjuntos insulares no es canaria, y que se convirtiese en la imagen del conjunto.
¿Puede considerarse que estamos ante un representativo tinerfeño cuando tienen un fuerte arraigo de jugadoras no canarias? ¿Son necesarias tantas extranjeras? Otras controversias que siguen vigentes actualmente. Personalmente, considero que teniendo a jugadoras con calidad en nuestra isla y hasta en el territorio español habría que darles más importancia. Esto no implica que tenga que ser un combinado estrictamente nacional, pero sí que merece la pena reflexionar en lo desaprovechado que está el talento de jugadoras que, quizás, por el hecho de no ser tan conocidas como otras tienen menos oportunidades. Y casualmente, las deportistas de la geografía canaria que han aterrizado en el club ya ha sido tenido una trayectoria en las máximas categorías, pese a carecer del buen rendimiento demostrado en otros años.
También es bastante curioso que, durante la temporada, se desvinculen tantas jugadoras. Veamos algunos ejemplos: Stephanie Jensen, Kayla Woodward, Bineta Ndoye, Laura Chahrour, Miriam Mckenzie, Lucía Méndez, Maimouna Diarra, Ashley Nneka Ezeh, Korinne Lovell, Iva Bkric, D’Andra Moss, Vionise Pierre- Louis y Bintou Diemé.
Ahora bien, ¿cuáles son los verdaderos motivos de las salidas? Lógicamente, los rumores siempre están a la orden de día: impagos, desacuerdos con el entrenador, etc. Y lo que es más peculiar, ¿por qué ante estas bajas se actúa fichando a otras extranjeras, en lugar de aprovechar la “cantera morada”?
A esto hay que sumar la falta de visibilidad por parte de los medios de comunicación (como mucho, algunos medios se limitaron a publicar las notas de prensa que el encargado de comunicación mandaba) y el escaso respaldo de las empresas. Lógicamente, esto repercutió directamente en el número de aficionados que se acercaban al pabellón, dado que algunos ciudadanos ni siquiera sabían de la existencia de la entidad deportiva. Pero tampoco es algo que extrañe, dado que pese a la imagen contraria que quiere darse, en Tenerife nunca ha existido un gran respaldo hacia el baloncesto femenino. Esto puede apreciarse simplemente observado el número de personas que acuden a los pabellones a ver los partidos. Desgraciadamente, parece solo interesarles a familias de las que juegan, amigos o simplemente otras jugadoras.
Pese a bajar de torneo, el Clarinos disputó el curso 2015/16 nuevamente en la segunda categoría gracias a la salvación de la Federación Española de Baloncesto, por motivos administrativos. Después de haber aportado de forma eficaz toda la documentación necesaria, el club cumplió los requisitos indispensables para inscribirse de nuevo en la liga. Obviamente, esto también fue objeto de murmuraciones por parte de diferentes sectores. Con un plantel formado por, entre otras, Alba Peña, Robin Murphy, Lucía Méndez, Ty Outland, Tabara Samba, Joana Ferreria y Minata Keita, el club insular cosechó mejores resultados. Tanto es así que cerró la liga regular en el octavo puesto y consiguió su primer billete a la Fase de Ascenso, pese a que los resultados no acompañaron.
En esa época, el también tinerfeño Club Baloncesto Adareva había conseguido de forma meritoria su ascenso a LF2. El combinado de Finca España estuvo dirigido por María Sosa, contando con una buena plantilla que pretendía hacerles frente a sus adversarios y seguir en la categoría; algo que consiguió gracias al trabajo diario. Se vivieron grandes momentos en los derbis ante el Clarinos, consiguiendo captar la atención de los aficionados. No obstante, también hay que admitir que el clima entre ambos clubes era un tanto tenso por aquel entonces.
Lógicamente, las diferencias entre los conjuntos eran palpables: oponentes directos, misma finalidad de conseguir la permanencia y a largo plazo su puesto en la élite, diferencias en la forma de obtener su ascenso, diferencias ente presupuesto, etc. Trabajadores de ambos clubes me hablaban mal de ellos, al mismo tiempo que expresaban la falta de comunicación y entendimiento entre ambos.
Llegó la campaña 2016/17. El club siguió creciendo progresivamente; al mismo tiempo que contaba en su plantilla con jugadoras como Ivy Abiona, Tyonna Outland, Aulani Sinclair, Natasa Mijatovic, Elisabet Vivas, Alba Peña, Lucía Méndez, Gema García, Verónica Matoso y Sara Rodríguez.
Se trató de un buen ejercicio para la escuadra morada, que acabaría de nuevo en la octava posición de la tabla y terminó clasificándose para la Fase de Ascenso como recompensa. Sin embargo, el alto rendimiento de las jugadoras durante la liga regular (especialmente de Matoso y García) provocó un evidente cansancio que se vería reflejado en esta competición. ¿Hasta qué punto puede depender un equipo de dos jugadoras? El equipo cayó eliminado, sin opciones, tras ser derrotado por el Laboratorios Ynsadiet Leganés (63-51), Snatt’s Femení Sant Adriá (50-61) y AD Cortegada (84-71). Algo normal teniendo en cuenta el desgaste anteriormente mencionado. Tocaba autoanalizare en busca de lograr una mayor eficacia.
El curso 2017/18 fue similar al anterior, la única diferencia notable es que el club consiguió ascender una posición en la tabla clasificatoria, quedando así en el séptimo puesto. A la plantilla se incorporaron jugadoras nacionales que aportaron frescura y talento, como son los casos de Cristina Pedrals, Berta Dalmau y Patricia Benet. El combinado lagunero disputó la Fase de Ascenso en Valencia, donde acumuló un balance de dos derrotas (Spar Gran Canaria y GDKO Ibaizabal) frente a una victoria (Celta Zorka). La experiencia sirvió para motivar a las moradas y que, posteriormente, diesen un paso adelante en cuanto a sus metas.
Sin duda, el ejercicio 2018/19 marcó un antes y después tanto en el club como en el baloncesto canario. Teniendo a deportistas como Tanaya Atkison, Chantel Charles, Gabrielle Ortiz, Lina Pikciute, Irena Matovic, Pedrals, Dalmau, Esther Montenegro, Fernández y Vivas; el plantel morado arrasó sobre el terreno de juego para acabar en la segunda posición de la tabla. Las posibilidades de lograr, por fin, sus plazas en la élite eran reales. Los torneos anteriores le habían dado madurez al combinado, que ya no era un mero novato. A esto hay que añadir que la FEB aceptó la candidatura del club lagunero para disputar la Fase en el Juan Ríos Tejeras, donde se vivió un auténtico espectáculo para los verdaderos amantes del baloncesto.
El anfitrión empezó la competición imponiéndose al Ynsadiet Leganés (50-69), siendo indispensables las actuaciones individuales de Ortiz (anotó 15 puntos), Montenegro (sumó 14) y Pedrals (aportó 11 puntos). Posteriormente, cayó ante el Celta Zorka (52-57), en el que sobresalió Anne Seniosain. El siguiente encuentro fue ante el Barça CBS, en el que las moradas no tuvieron grandes obstáculos para hacerse con el triunfo (58-71).
La decisiva final tendría como rival al ISE CB Almería, cuyas jugadoras estaban dispuestas a dejarse la piel sobre el terreno de juego con tal de conquistar la victoria. Tras un partido caracterizado por la igualdad, las moradas lograron una ventaja en su renta para ponerse por delante y acabar sentenciando el resultado de 63-41. En esta ocasión, Ortiz fue la mejor jugadora del duelo y los triples de Pedrals resultaron decisivos.
El Juan Ríos Tejera acogió la celebración del Ciudad de los Adelantados y el Campus Promete, los dos combinados que finalmente obtuvieron su puesto en la Liga Femenina Endesa. No faltaron abrazos, saltos, bailes y risas. Sin duda, fue un momento inolvidable.
Por fin llegó la campaña en la élite. El fichaje estrella fue el de la internacional española Laura Herrera, quien regresaba a su isla natal, tras acumular una amplia experiencia en otros combinados de la categoría. La plantilla la completaron Cristina Pedrals, Esther Montenegro, Lyndra Weaver, Tanaya Atkinson, Maria Bettencourt, Chantel Charles, Iva Brkic y Vionise Pierre-Louis.
El conjunto deportivamente fue de menos a más, tratando de perfeccionar su estilo de juego en cada entrenamiento y esforzándose para conseguir un mayor rendimiento. Cabe destacar que, en algunos partidos, las moradas sacaron garra y precisaron de prórrogas para decidir los resultados finales. El primero fue en el duelo disputado ante el Lointek Gernika Bizkaia, donde las de Claudio García protagonizaron la remontada a escasos 30 segundos, cuando Iva Brkic llevó a cabo una entrada para colocar el electrónico a 78-80 puntos.
Fruto del trabajo bien hecho, el combinado tinerfeño consiguió su billete para la Copa de la Reina que se celebraría en Salamanca. Sin embargo, se produjeron impagos en el club que, supuestamente, hicieron peligrar la participación en la esperada cita: los retrasos en las subvenciones provocaron que no dispusiesen de liquidez para afrontar los salarios de las jugadoras y adquirir tanto los billetes de avión como los gastos en hospedaje. Ante la mala situación económica, algunas jugadoras decidieron dejar de ejercitarse como forma de protesta, algo entendible pero bastante cuestionable.
Este obstáculo no fue una sorpresa para los que conocen la historia del conjunto y la triste realidad: especialmente a nivel político, se vende la idea en Tenerife de que se persigue la igualdad en el deporte, pero no se trasforma en hechos. Son pocas las instituciones que apoyan a los equipos y las entidades públicas no siempre pagan las subvenciones, o lo hace con bastante retraso.
A esto, hay que sumar los contratos de todos los componentes del club. Asimismo, a veces, no se le da la relevancia que merecen a los encargados de todos departamentos. Un claro ejemplo lo constituye el de comunicación: ¿por qué, en ciertas ocasiones, a los periodistas se nos pide que trabajemos por amor al arte cuando dependemos del oficio? ¿Acaso no tenemos gastos? ¿Nuestra labor es menos importante que el resto? Es vital contar con un buen director de comunicación en cualquier empresa, el intrusismo hace daño y no todos valen para el puesto (ya lo decía Kapuscinski en “Los cínicos no sirven para este oficio”).
Volviendo al tema, al final la entidad obtuvo los ingresos oportunos para disputar el torneo, gracias a las subvenciones del Ayuntamiento de La Laguna y el Cabildo.
«Será una semana para pasarlo bien porque nos lo hemos ganado. El viernes vamos a intentar competir al máximo y a intentar dar la sorpresa. Bueno, en verdad ya no lo es tanto porque nos hemos enfrentado dos veces al Valencia Basket y hemos ganado. Esperamos jugar la semifinal el sábado. En caso de no poder hacerlo, disfrutar del torneo desde fuera, pero en equipo», manifestó Cris Pedrals en una entrevista a Columna Cero.
Aunque el Ciudad de La Laguna contó con los refuerzos de Astou Traoré y Bintou Diémé, fueron insuficientes para frenar la sed de venganza taronja. Con un enorme trabajo colectivo y el liderazgo de Queralt Casas, el Valencia Basket sumó su primer triunfo ante el plantel tinerfeño. De nuevo en la liga regular, el combinado insular acabó en la octava posición, con un balance de 11 victorias frente a 11 derrotas. Esto significaba la permanencia en la competición, algo positivo para tratarse de la primera experiencia en la competición.
Actualmente, la entidad deportiva está confeccionando su plantilla de cara a la próxima temporada 2020/21. Ya ha anunciado la retirada de Vivas y las desvinculaciones de Weaver, Charles, Pedrals, Traoré; sumándose así a las de Pierre-Louis y Diemé (quienes, ante la crisis por el coronavirus, pidieron salir del club para regresar a sus respectivos países).
Los rumores sobre los posibles fichajes ya están surgiendo. Pero, sean verdad o mentira, lo cierto es que habrá nuevos rostros y el conjunto tendrá que volver a encontrar una seña de identidad, remando en la misma dirección para seguir en línea ascendente. En este contexto, se hace evidente una vez más la necesidad de un verdadero respaldo al deporte: visibilidad, ayudas económicas y apoyo por parte de los aficionados.
Es bastante triste ver semivacío el Santiago Martín, algo que curiosamente no sucede con el Iberostar Tenerife. Pero tampoco es extraño, ya que hasta cuando los encuentros se disputaban en el Juan Ríos Tejera y eran gratis tampoco acudían los espectadores necesarios. Las veces en los que más llenos han estado han sido en los derbis contra el Adareva y en la Fase de Ascenso (que gran parte se debió a los equipos visitantes, que hasta contaron con la presencia de sus seguidores).
Y no se dejen engañar: ni siquiera la Copa Mundial de Baloncesto Femenino de 2018 logró conseguir llamar la atención de nuevos espectadores, pese a contar con las grandes estrellas del deporte. No es que esté tirando piedras sobre mi propio tejado, pero es hora de que alguien deje de ser de forma pública políticamente correcto: en Tenerife nunca se ha apoyado el baloncesto femenino. Da igual que quieran venderte humo desde diferentes sectores caracterizados por su hipocresía barata, asegurando el total compromiso con las deportistas: un gran evento no sirve de mucho si primero no se apoya el producto local.
En lugar de seguir con la tradición de buscar culpables, centrándonos en debates absurdos que no conducen a nada constructivo y rencores por malas vivencias del pasado, es hora de cambiar la mentalidad. Toca darse cuenta de que hay que trabajar en equipo en pro del baloncesto y disfrutar de la oportunidad que supone volver a contar con un equipo en la élite.