El Reino Unido ha expulsado este miércoles a 23 diplomáticos rusos como represalia por el caso del exespía envenenado en Salisbury, en el sur de Inglaterra. Esta decisión del gobierno británico implica una dura escalada de tensión entre Rusia y el Reino Unido, puesto que May ha suspendido también todo contacto de alto nivel con Moscú.
El gobierno de Theresa May exigió a Rusia explicaciones por lo ocurrido, con el fin de conocer si se trató de una acción directa del Kremlin o si bien fue una pérdida del control sobre su arsenal químico. Al no tener respuesta una vez finalizado el plazo dado por la ministra británica, el Reino Unida interpreta la negativa de Moscú a no dar respuesta como un “uso ilegal de la fuerza del estado ruso contra el Reino Unido”. Por lo tanto, consideran a Rusia culpable de intento de asesinato de Skripal y de su hija, Yulia.
Junto a la expulsión de los diplomáticos, May anuncio un paquete de sanciones contra la administración rusa. Entre estas, más controles en los vuelos privados rusos, la congelación de las inversiones rusas en territorio británico que se consideren sospechosas y la cancelación de cualquier intercambio oficial de carácter bilateral. Así pues, los duques de Cambridge y los ministros del gobierno británico no asistirán al Mundial de Fútbol que se celebra este año en Rusia.
Un exespía ruso refugiado en Reino Unido
Serguey Skripal y su hija Yulia, de 66 y 33 años respectivamente, vivían refugiados en el Reino Unido después de que, en el año 2006, fuera condenado por revelar la identidad de otros espías rusos.
El pasado domingo, en un centro comercial de Whiltshire, en la región sureña de Salisbury, fueron deliberadamente envenenados con un gas nervioso, según informó la policía británica.