El candidato de la derecha, François Fillon, acusó a sus rivales en el gobierno socialista francés de fomentar el escándalo político en que está inmerso, en un intento por acabar con su campaña presidencial, mientras un nuevo sondeo mostró que ya no es favorito para alcanzar el poder.
El segundo sondeo negativo desde el fin de semana para el hasta entonces favorito fue seguido esta tarde con una reunión de emergencia donde instó a sus compañeros conservadores a mantenerse a su lado. Mientras tanto, se desarrolla una investigación oficial sobre acusaciones de que hizo un mal uso de un millón de euros de fondos públicos.
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El escándalo, que salió a la luz cuando un diario informó que el ex primer ministro, de 62 años, pagó a su mujer Penélope 500 euros por trabajos que parece no haber realizado, forzó a Fillon a cancelar un viaje a Irak y Líbano para lidiar con los dos frentes que abrió la crisis política interna.
“Estamos enfrentándonos a un golpe de estado institucional”, advirtió Fillon a los diputados del partido Los Republicanos en una reunión de su grupo político más cercano. “Esta operación no viene desde dentro de nuestra campaña, este asunto viene de aquellos que están en el poder”, indicó.
Respondiendo en nombre de los socialistas, un portavoz del gobierno, Stephane Le Foll, aseguró que la acusación “no era aceptable”.
“Somos como la orquesta en el Titanic mientras se hunde”, señaló Georges Fenech, un diputado conservador, y añadió: “la única línea de defensa son los hechos, no quién inició el escándalo”.