Tres personas fueron asesinadas el lunes en el interior de una iglesia en la población de Cerocahui, en el estado de Chihuahua, en el norte de México. Dos de las víctimas eran sacerdotes jesuitas.
A través de un comunicado, el gobierno del estado confirmó que los sacerdotes fueron asesinados alrededor de las 6 de la tarde, hora local, junto a otra persona que buscó refugiarse de la agresión dentro del templo, hasta donde lo siguió el atacante.
Tras lo ocurrido, se activó un operativo en coordinación con la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa para salvaguardar a los pobladores del lugar, informaron las autoridades.
Los cuerpos de los clérigos, identificados como Javier Campos Morales, de 78 años y Joaquin Césaer Mora Salazar, de 80 años, así como el de la tercera víctima, Pedro Eliodoro P. G., fueron robados y aún se desconoce su paradero.
Una persona ha sido identificada como sospechosa de los hechos, pero las autoridades mexicanas no revelaron su identidad.
El incidente ha consternado a la comunidad jesuita del país, que a través de un comunicado de prensa ha pedido protección al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en las zonas con fuerte presencia del crimen organizado.
Este martes, en su conferencia de prensa matutina, el mandatario reconoció los altos índices de violencia que enfrenta la sierra de Tarahumara, donde se ubica Cerocahui, en el norte del país.
De acuerdo con un mensaje de texto que llegó a los medios, el padre Javier Ávila conocido como “Padre Pato”, conocido desde hace más de tres décadas por su activismo en la región, acusó que el asesinato fue orquestado por José Noriel P.G., alias “El Chueco”, jefe de operaciones del grupo criminal ‘Los Salazares’, brazo armado del cártel de Sinaloa en ese lugar.
Los jesuitas mencionaron que, en la actualidad, la sierra tarahumara enfrenta condiciones de violencia y olvido, al igual que otras regiones mexicanas, donde todos los días son asesinados hombres y mujeres.
Por otra parte, el sacerdote Hernán Quezada dijo este martes que los jesuitas se encontraban en una reunión en la comunidad, cuando escucharon ruido en el templo, donde fue asesinado el hombre que era perseguido y afirmó que aún no se tiene información sobre cuántas personas estuvieron involucradas en el ataque y en la sustracción de los cuerpos.
Por otra parte, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) condenó los asesinatos de los sacerdotes jesuitas.
“La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) condena el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales (79 años) y Joaquín César Mora Salazar (80 años), ocurrido el 20 de junio en la parroquia de Francisco Xavier en Cerocahui, Chihuahua.”, dijo la ONU-DH en un comunicado.
“Los dos sacerdotes eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra Tarahumara, donde realizaban desde hace más de treinta y veinte años, respectivamente, un importante trabajo social y pastoral que, entre otras líneas, incluye fortalecer la cultura de la comunidad Rarámuri en todas sus dimensiones y la preservación del medio ambiente”, recordó la organización.
Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la ONU-DH, dijo que el asesinato de ambos sacerdotes “nos recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”.
“Ante estos crímenes aliento a los tres niveles de gobierno a implementar de manera efectiva el plan de contingencia que fue acordado en 2016 para prevenir y responder a los ataques contra personas defensoras y periodistas en el estado”, señaló el experto.
Previo al homicidio de los sacerdotes jesuitas en Cerocahui, cuatro turistas que vacacionaban en la región fueron secuestrados por presuntos integrantes del crimen organizado.