El rey Juan Carlos no volverá este fin de semana.a Sanxenxo para participar en la copa del mundo de la clase 6mR de vela, que se prolongará desde el 10 al 18 de junio en la ciudad pontevedresa. Aunque entre sus planes estaba el volver al país que reinó desde 1975 hasta 2014, el pasado martes mandó un mensaje de texto a su íntimo amigo Pedro Campos anunciándole que, “por razones privadas y de índole personal”, no podría acudir a la cita deportiva.
No obstante, este cambio va mucho más allá de la propia figura del rey emérito. El pasado lunes 23 de mayo, Felipe VI y Don Juan Carlos se vieron en el Palacio de La Zarzuela tras 22 meses sin verse cara a cara para mantener "un tiempo amplio de conversación sobre cuestiones familiares, así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española desde que el padre del Rey decidió trasladarse a Abu Dabi el 3 de agosto del año 2020″. En este encuentro, que algunos aseguran que se dilató durante cuatro horas y otros no más de 60 minutos, Don Felipe asegurró a su padre que "el show que se montó no se puede volver a repetir”, de ahí que le pidiera que no volviera a España, al menos, durante el verano porque es "lo aconsejable y preferible".
No fue la única crítica que el emérito recibió esos días. La ministra portavoz del Gobierno y titular de Política Territorial, Isabel Rodríguez, se mostró especialmente crítica con la actuación de Don Juan Carlos en su regreso temporal a España. “El padre de Felipe VI ha perdido una oportunidad de dar explicaciones y de pedir perdón”, subrayó la voz del Ejecutivo. “Sin duda ha perdido la oportunidad que merece la sociedad española, pero también la democracia. Creo que debía haber aprovechado esta visita, esta presencia en nuestro país, para dar cuenta de esas acciones que hemos conocido y no son compatibles con la ejemplaridad y transparencia que se exige a una institución como la Casa del Rey”, apostilló.
No obstante, Rodríguez destacó las “señales inequívocas de avances en transparencia y ejemplaridad” realizadas durante el reinado de Felipe VI, en concordancia con “lo que tiene que ser una monarquía del siglo XXI”.