Su nombre es Alivetor y entre sus utilidades está la de detectar víctimas de catástrofes que permanezcan bajo tierra o atrapados en los escombros de un edificio. Emplea para ello un equipo de sensores montados sobre un vehículo aéreo no tripulado y comunicado por satélite. Desarrollado por Gradiant, Alivetor ha sido uno de los proyectos premiados este año en el Concurso Europeo de Navegación por Satélite (ESNC 2017, por sus siglas en inglés).
Los premios del ESNC 2017 se entregaron durante la noche de este martes en el acto principal de la Semana Europea del Espacio, organizada por la Comisión Europea entre los días 4 y 9 de este mes en la capital de Estonia, Tallín.
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El proyecto Alivetor había llegado a la final del concurso tras proclamarse vencedor de la competición en Galicia, organizada por el Consorcio de la Zona Franca de Vigo. Y en Tallín obtuvo uno de los 3 premios especiales de servicios incubación que otorga E-GNSS Accelerator, el programa europeo de aceleración de start-ups que realizan desarrollos tecnológicos a partir de Galileo, el sistema europeo de navegación por satélite.
Los líderes del equipo de Gradiant que ha estado al frente de Alivetor fueron los encargados de defender el proyecto en la fase final del ESNC 2017. De la explicación de las características y funcionalidades de Alivetor se encargaron el director del Departamento de Comunicaciones Avanzadas de Gradiant, Jorge Munir El Malek Vázquez, y el ingeniero Pablo González Fernández.
Funcionamiento en catástrofes
Alivetor permite buscar víctimas en vastas áreas de territorio en poco tiempo en escenarios de catástrofe. Sus sensores funcionan con ondas electromagnéticas y pueden detectar la presencia de personas atrapadas hasta a medio metro de profundidad y a través de materiales como piedra, madera, tierra o tela. A través de su conexión satelital GNSS, Alivetor transmite la ubicación exacta de los datos que obtiene.
Tal y como destacó el jurado del Concurso Europeo de Navegación por Satélite, permite reducir en gran medida los tiempos de búsqueda de personas con vida después de una catástrofe, algo fundamental para minimizar el número final de víctimas.