La opacidad en torno a la salud de Isabel II ha levantado un revuelo mediático en Reino Unido. La monarca inglesa estuvo ingresada en la noche del miércoles en el hospital King Edward VII de Londres. El objetivo de la estancia de la reina era realizar unas "investigaciones preliminares” como "planteamiento de precaución" de su salud y acabó pasando la noche en el, según el Palacio de Buckingham. No obstante, Isabel II recibió el alta hospitalaria en la mañana del jueves y volvió al Castillo de Windsor a la hora de comer, según un comunicado: “La Reina ha regresado al castillo de Windsor a la hora del almuerzo, y permanece en muy buen estado de ánimo”.
En las últimas horas del miércoles, la Casa Real británica anunciaba una histórica visita de 48 horas de la monarca a Irlanda del Norte, preparada con mucha antelación y que coincidía con el centenario "de la partición de la isla". Los médicos le pidieron de forma expresa a la monarca que anulara dicho viaje y que descansara, lo que desató todas las especulaciones en el Reino Unido. Sin embargo, Buckingham mantiene inalterable la presencia de Isabel II en la COP26, la cumbre internacional contra el cambio climático que se celebrará en la capital escocesa de Glasgow a partir del 31 de octubre.
La reina está en Windsor y ha retomado su agenda con buen ánimo. Según fuentes oficiales, la reina no pasaba la noche en un hospital desde 2013, cuando fue tratada de un virus estomacal. El pasado 12 de octubre, se dejó ver con bastón en el 100 aniversario de la Royal British Legion, en la Abadía de Westminster, una imagen poco habitual si se habla de la monarca anglosajona. No obstante, el pasado martes fue la anfitriona de una cumbre de inversores en Windsor, donde se dejó ver espléndida, muy sonriente y sin ayuda alguna.
Isabel II celebrará el año que viene su Jubileo de Diamante: 70 años al frente de la corona británica. Es la reina más longeva de la historia del Reino Unido.
Isabel II cumplió 95 años el pasado abril en uno de los momentos más delicados de su vida. La reina inglesa sigue de luto por el fallecimiento de su marido, Felipe de Edimburgo, en un momento en el que parece que la población del Reino Unido se ha replegado en favor de su monarca tras una imagen que permanecerá en la memoria de todo el mundo: una reina sola, cabizbaja y algo empequeñecida despedía a su marido el pasado sábado en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. Una instantánea que ha provocado un efecto inesperado: la mayor parte de los ciudadanos se han deshecho en elogios hacia la monarca y se ha eliminado de un plumazo la crisis surgida en el seno de la Familia Real tras la entrevista del príncipe Harry y Megan Markle. La popularidad de la reina no ha parado de crecer, en parte, gracias al espíritu renovador de su marido durante los 73 años que estuvo a su lado como su máximo consejero, el príncipe de EEdimburgo, fallecido el 9 de abril.