Esta noche se ha vivido una noche tristemente histórica en Estados Unidos: el Capitolio ha sido asaltado. Pero, ¿qué hechos provocaron que los seguidores de Donald Trump entrasen armados en el Congreso solo minutos antes de que llevase a cabo la validación de los resultados de las elecciones celebradas el pasado noviembre?
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Hay que remontarse unas horas antes: Donald Trump, el todavía presidente de los Estados Unidos, asegura este mismo miércoles que “nunca” va a aceptar la derrota ante el demócrata Joe Biden, al repetir sus acusaciones, sin presentar ningún tipo de pruebas, de un supuesto fraude electoral. Todo esto a escasos minutos de que el Congreso celebrase la reunión para llevar a cabo la validación de los resultados de las elecciones celebradas el pasado noviembre.
Trump dijo a los miles de manifestantes, que se habían congregado a las afueras de la Casa Blanca para celebrar la marcha bajo el lema “Salvar a EEUU”, una frase incendiaria: “No cederemos nunca, nunca concederemos”. Ante los gritos de sus seguidores, Trump aseguraba que “detendremos el robo” y “cuatro años más”.
Pero “el fuego” había comenzado a primera hora de la mañana cuando el propio Donald Trump presionaba a Mike Pence, su vicepresidente, para que no aceptase la confirmación de la victoria en las elecciones electoral del candidato por el partido demócrata, Joe Biden, en la certificación por parte del Colegio Electoral que tenía que celebrarse este miércoles en el Capitolio, algo que nunca ha sucedido y no tendría ningún tipo de valor legal.
Trump publicó un tweet que no dejaba ningún tipo de duda sobre sus intenciones: “Los estados quieren que se corrijan los votos, que saben que están basados en irregularidades y fraudes, además de un proceso corrupto que no recibió apoyo legislativo. Todo lo que Mike Pence tiene que hacer es enviar (los votos del Colegio Electoral) de vuelta a los estados y ganaremos. Hazlo, Mike. ¡Es el momento de la valentía extrema”.
Trump no ha aceptado la derrota ante Biden desde que en noviembre hubiera una importante diferencia en el número de votos en los conocidos como “estados clave” , ni cuando los 538 votos electorales que se asignan a los 50 estados de la Unión estaban confirmados y la mayoría era para Biden. Desde entonces, tanto Trump como su equipo legal han perdido todas y cada una de las acciones judiciales que han interpuesto en un intento de desafiar el negativo resultado electoral en algunos de los estados clave como son Wisconsin, Arizona, Pensilvania, Georgia, Nevada o Michigan.
Pero el 14 de diciembre todos los estados de la Unión certificaron a qué candidato asignaban sus compromisarios teniendo en cuenta el escrutinio. De esta manera, Biden lograba 306 de los 270 compromisarios que necesitaba para ser el próximo presidente de los EEUU (a partir de su toma de posesión, el día 20 de enero).
Jamás en la historia de EEUU un vicepresidente se había negado a firmar la decisión del Colegio Electoral, algo que si tuviera lugar pondría al país en una situación muy complicada pues iría en contra de la enmienda XII de la Constitución y provocaría una nueva batalla legal en el Tribunal Supremo.
Mike Pence ha tirado por tierra las esperanzas de Donald Trump y ha negado que tenga algún poder para revocar los resultados de las últimas elecciones en el Congreso, al mismo tiempo que consideraba “antiético” que el vicepresidente pueda hacer algo así: “Nuestro fundadores (de Estados Unidos) fueron muy escépticos sobre la concentración de poderes y crearon una república basada en la separación de poderes (…) bajo la Constitución)” “Investir a un vicepresidente con la autoridad unilateral para decidir el resultado de las elecciones sería totalmente antiético bajo ese diseño”.
Pence ha insistido en un comunicado que “no cree” que los fundadores de los Estados Unidos quisieran otorgar tanto poder al vicepresidente de mismo, justo momentos antes de que comenzara la sesión conjunta en el Congreso con el objetivo de certificar la victoria de Joe Biden, candidato demócrata, el pasado 3 de noviembre.
Pence ha indicado “es mi juicio meditado que mi intención de apoyar y defender la Constitución me constriñe para reclamar autoridad unilateral para determinar qué votos electorales deben considerarse y cuáles no”. Y quiso recordar que su papel en la sesión en el Congreso es “en gran parte ceremonial”.
Y, aunque reconoce que hubo “irregularidades” durante las votación y apoya que “como presidente, me aseguraré de que a cualquier objeción se le da la debida consideración” , quiso recordar que los demócratas siempre han presentado objeciones en las últimas tres ocasiones en las que se ha impuesto un candidato republicano para ser presidente de los Estados Unidos. “Las objeciones serán escuchadas, las evidencias serán presentadas y los representantes electos de los estadounidenses tomarán su decisión”.