El rey Felipe VI se ha puesto en cuarentena 10 días tras saber que una persona "con la que ayer tuvo contacto próximo ha dado positivo por Covid.19", según ha informado Casa Real. El Palacio de La Zarzuela no ha descelado de quién se trata ni en qué contexto se produjo, pero fue una reunión de carácter privado. Estas fuentes no han revelado si el Rey se someterá a una prueba diagnóstica (PCR o de antígenos), pero aseguran que “se ceñirá a los que digan las normas sanitarias”.
Por ende, la agenda del Rey queda cancelada durante 10 días, pero no laa de la reina Letizia, la de la Princesa de Asturias o la de la infanta Sofía. Leonor y su madre ya guardaron cuarentena en septiembre y marzo respectivamente, aunque no dieron positivo en ninguno de los casos.
Uno de los últimos actos públicos en los que se vio a Don Felipe fue en la entrega de la XXVI edición del Premio Pelayo para Juristas de Reconocido Prestigio a Tomás de la Quadra-Salcedo, por su larga y fructífera trayectoria en el ámbito jurídico y su contribución a la sociedad española.
Don Felipe entregó a Tomás de la Quadra-Salcedo el Premio Pelayo, reconocimiento a Juristas de Reconocido Prestigio por sus aportaciones y dedicación a la Justicia, en un acto en el que felicitó Tomas de la Quadra-Salcedo por el galardón recibido y destacó “la labor de los grandes juristas en nuestra sociedad tiene un profundo significado porque España es un Estado de Derecho pleno y moderno. El respeto efectivo al Derecho es y debe ser siempre insignia, emblema y distintivo de nuestra democracia. Se trata de un elemento que se constituye en esencial constitutivo esencial de nuestra convivencia como pueblo”.
También, Don Felipe subrayó que “el Estado de Derecho no puede ser para nosotros algo rutinario, neutro y mecánico; tampoco ajeno a los valores, ni insensible ante las necesidades sociales. Nuestro Estado de Derecho es social y democrático, según la formulación constitucional. Por ello, debe alcanzar los altos ideales de libertad, justicia, igualdad y pluralismo político inherentes a la dignidad de la persona”.
Estado de Derecho que “para su cabal funcionamiento resulta indispensable un sistema judicial independiente fruto, de la separación de poderes. Estos poderes conviven y actúan sin interferencias, respetando la órbita de los demás. Desde este punto de vista, la garantía jurisdiccional por los jueces y tribunales de los derechos de cada uno y del cumplimiento de sus deberes viene a ser la coronación del Estado de Derecho, que alcanza su más alta expresión institucional en el Tribunal Constitucional y en el Tribunal Supremo”.