Esto se produce en pleno debate por los cambios que debe acometer el país para superar la crisis abierta tras las polémicas elecciones del 9 de agosto. Lukashenko, que se ha reunido con el Presidente del Tribunal Supremo, Valentin Sukalo, ha descartado que se pueda volver a la Constitución de 1994, ya que, aunque pueda suponer un "cambio" del actual marco legal, "no es un movimiento hacia delante". "Me gustaría ver cambios que hagan avanzar nuestra sociedad", ha argumentado, según la Agencia de Noticias oficial BELTA.
El mandatario ha asegurado que un grupo de expertos ya trabaja en las enmiendas constitucionales, con el objetivo de elaborar un texto que después "será expuesto ante la población para que lo discuta, exprese su opinión", dando pie a una posible votación que por ahora está en el aire para tratar de zanjar la grave crisis abierta. Lukashenko aspira a que "todos, especialmente los que piden los cambios" entiendan que "todos los votantes", independientemente de su procedencia, edad o profesión, "tiene un voto en el referendum de la Constitución". No obstante, ya ha dejado claro que no podrán pronunciarse formalmente los menores de edad, pese a la presencia de adolescentes en las manifestaciones.
El Presidente bielorruso ha cargado contra quienes llevan más de tres semanas manifestándose para denunciar el supuesto fraude electoral y reclamar un cambio de gobierno. Minsk ve la mano de otros países en estas protestas, alentadas por una oposición a la que Lukashenko ha acusado de intentar tomar el poder a toda costa.
La crisis ha estrechado los lazos con Moscú, con mensajes conmunes y contactos frecuentes entre el Presidente bielorruso y su homólogo ruso, Vladimir Putin. Un portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha anunciado que está previsto que Lukashenko viaje a Rusia en algún momento de las próximas dos semanas. "Las fechas se están acordando, pero los dos Presidentes convinieron ayer en hacerlo en las próximas semanas", ha dicho Peskov este lunes en daclaraciones a los periodistas, según la Agencia de Noticias Sputnik.
Por su parte, el Kremlin ha descartado que el Gobierno ruso planee enviar fuerzas de seguridad a territorio bielorruso, una posibilidad planteada la semana pasada por el propio Putin. "Quisiera reiterar que de momento no se examina el uso de esta reserva", ha matizado Peskov, quien considera que por ahora todo está "bajo control". Así, ha señalado que el envío de efectivos llegaría sólo en caso de "una situación extrema", básicamente si "elementos extremistas comienzan una desestabilización directa".
Lukashenko, entretanto, ha puesto en alerta a gran parte de las Fuerzas Armadas para contener posibles amenazas, especialmente en las zonas del oeste fronterizas con otros países. El Ministerio de Defensa bielorruso ha confirmado el inicio de la fase final de unas maniobras militares en la zona de Grodno, cerca de Polonia.
Los países bálticos prohíben la entrada de Lukashenko
Por otra parte, los Gobiernos de Estonia, Lituania y Letonia han pactado la declaración de 30 dirigentes bielorrusos como personas "non gratae", entre ellos el Presidente, Alexander Lukashenko, al que consideran el principal responsable de la crisis abierta tras las polémicas elecciones del 9 de agosto.
Las personas de la lista no podrán entrar en los países bálticos de forma indefinida, de acuerdo a lo pactado entre los tres gobiernos. Además del Presidente, entre los líderes señalados figuran responsables de distintas instituciones como la Comisión Electoral, los Ministerios de Interior y de Justicia, la Fiscalía y el Comité de Investigaciones. Todos estos líderes son considerados responsables de "organizar y apoyar la falsificación de las elecciones (…) así como de apoyar la represión violenta de las manifestaciones pacíficas" convocadas tras los comicios presidenciales, según una nota difundida por el Ministerio de Exteriores letón.
Los países bálticos han instado a la UE a seguir por esta misma línea, una tesis que ya plasmaron la semana pasada en la reunión de ministros de exteriores. En dicho foro, los Estados miembros pactaron sancionar al menos a una veintena de dirigentes bielorrusos, aunque sin aclarar si los castigos afectarán a Lukashenko.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores bielorruso, Anatoli Glaz, ha adelantado a la Agencia de Noticias rusa Sputnik, que Minsk "se verá obligada a tomar medidas adecuadas contra los promotores de tales iniciativas", lo que podría derivar en sanciones de represalia contra dirigentes estonios, lituanos y letones. Glaz ha asegurado que la opinión de estos tres países vecinos puede ser "importante", pero considera que se están dando pasos "precipitados" contra el Gobierno que dirige Lukashenko.
Por otra parte, el Primer Ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha reiterado este lunes su apoyo a los "hermanos bielorrusos" que se manifiestan en las calles contra Lukashenko. "Estamos con vosotros. La Solidaridad polaca está con vosotros", ha dicho, coincidiendo con el 40 aniversario de la fundación del simbólico sindicato. "Creemos que una Bielorrusia libre y soberana forma parte de la familia de naciones europeas, en armonía y paz con todos sus vecinos. Esta es la Bielorrusia que quieren la mayoría de los bielorrusos", ha añadido Morawiecki, según la Agencia de Noticias DPA.