Human Rights Watch (HRW), ha denunciado este miércoles que la utilización de la tortura de forma sistemática, por parte de la Policía de Egipto contra los detenidos políticos, podría catalogarse como crimen contra la Humanidad.
Según HRW, entre las prácticas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad egipcias se encuentran, las palizas, las descargas eléctricas, los abusos sexuales, o el sometimiento continuo a posiciones físicas incómodas: el individuo debe aguantar posturas en las que la mayoría de su peso recae sobre uno o dos músculos y aguantar hasta que el dolor le desgarre.
El informe de la ONG señala a los agentes de la Agencia Nacional de Seguridad del Ministerio del Interior, como los principales autores de este tipo de torturas usadas para que los sospechosos confiesen información, aunque, en ocasiones, los abusos se practiquen con el único fin de castigar a los detenidos.
El presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, ‘’ha dado luz verde a la Policía y a las fuerzas de seguridad del estado, para usar la tortura siempre que quieran’’, ha declarado el director adjunto de Human Rights Watch, para Oriente Próximo, Joe Stork.
HRW ha denunciado que este uso generalizado de la tortura, podría considerarse un crimen contra la Humanidad. La Fiscalía suele ignorar las denuncias que presentan los detenidos, relatando los malos tratos que reciben y que, en muchos casos se convierten en tortura, lo que ha creado un clima total de impunidad, explica la organización no gubernamental.
Unas 60 personas detenidas durante el mandato de Al Sisi
Según recoge el informe de HRW, en el tiempo que lleva Al Sisi de mandato, las autoridades egipcias han detenido al menos a 60 personas, han hecho desaparecer de forma forzosa a cientos durante meses, han dictado sentencias de muerte preliminares a otros cientos de personas, han creado al menos 19 prisiones nuevas, y han juzgado a miles de civiles en tribunales militares.
La ONG ha asegurado que la tortura siempre ha sido una ‘’constante’’ dentro del sistema judicial de Egipto. De hecho los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad estuvieron entre los motivos que desencadenaron la ola de protestas que culminó con la dimisión en febrero de 2011 del entonces presidente del país, Hosni Mubarak.
El incremento del clima de impunidad que existe con respecto al uso de la tortura se instaló, a juicio de HRW, a partir de 2013 cuando el general Al Sisi dio el golpe de Estado que derrocó al entonces jefe del Estado, Mohamed Morsi.
HRW ha destacado que desde la llegada de Al Sisi al poder, las autoridades han ampliado los instrumentos represivos que había establecido Mubarak.