Parecen imágenes del mundo antiguo, pero no, en pleno 2020 Perú ha llamado la atención de la comunidad internacional por su curiosa forma de combatir la pandemia. Una mezcla del antiguo oeste y de la Santa Inquisición es lo que está ocurriendo en algunas zonas rurales del país andino. Patrullas campesinas se encargan de impartir su propia justicia ante un gran porcentaje de esa sociedad que cree que no existe tal virus. Lamentablemente, es una de las naciones latinoamericanas más golpeadas por la pandemia junto México y Brasil.
Perú frena su desarrollo por la situación de contingencia mundial
Perú, antes de la pandemia, era uno de los países con mayores oportunidades de desarrollo dentro del tercer mundo. Lima, la capital, es lo que más se asemeja al primer mundo con el resto del país formado por zonas rurales donde abunda la pobreza. El analfabetismo y la falta de educación es una de las carencias por la que más han luchado los gobiernos precisamente para evitar estas situaciones.
Las “rondas campesinas”, un movimiento totalmente amparado por la legalidad no son sino asambleas civiles formadas por personas votadas por el pueblo. Lo curioso es el rol que ejercen llegando a ajusticiar infidelidades, delitos menores como robos o juzgar a gobernantes corruptos. El como resuelven estos problemas es lo que ha trascendido de manera bastante negativa y más en tiempos de pandemia.
Latigazos a ojos de todos para impartir justicia
Con casi 250 casos de contagio y una cifra de muertos que no hace más que aumentar, Perú se sitúa como uno de los epicentros mundiales de la pandemia. Las “brigadas campesinas” se han puesto manos a la obra de la manera más barbárica para hacer frente a la situación en su país: a palos y latigazos.
En el video, podemos ver como los derechos humanos de los más vulnerables son pisoteados por algunas personas que se han tomado la justicia por su mano. Los motivos no son otros que el incumplimiento de medidas nacionales para frenar la evolución del “bicho”. El país andino se encuentra en “estado de emergencia” (similar al Estado de Alarma español) y la situación de aislamiento y confinamiento ha sido ordenada por el Gobierno.
El mundo brama contra el nuevo Ku-Kux-Klan
Las imágenes, que ya han recorrido todo el mundo, sitúan a Perú en una mala situación en cuanto a derechos humanos se refiere. Una sociedad que cree en curanderos y videntes antes que en la ciencia para resolver problemas de la salud y que además afirman que la homosexualidad es una enfermedad supone un atraso bastante importante. También, curiosamente, existe un cierto racismo hacia la comunidad indígena, mayor etnia racial del país.
Las personas con mascarilla dando latigazos y palos a los que incumplen la ley han recordado al infame Ku-Kux-Klan de aquella América profunda donde los derechos de la gente de color eran pisoteados. Curiosamente, países similares de Latinoamérica como Paraguay, Uruguay o Ecuador con una tasa de alfabetización baja y altos índices de pobreza han superado mejor la situación sin recurrir a estos actos.