Joe Biden pegó ayer un golpe sobre la mesa en la carrera por hacerse con la nominación demócrata para las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. El ex vicepresidente con Barack Obama ganó en Michigan, uno de los estados más importantes de lo que queda de campaña. Además, lo ha hecho con una superioridad aplastante, obteniendo 20 delegados y un 17% de votos más que Bernie Sanders.
Hay que resaltar la importancia de esta victoria porque puede suponer el golpe definitivo a Sanders, candidato del ala izquierda del partido. El senador por el estado de Vermont ganó a Hillary Clinton en Michigan en las primarias de 2016, por lo que haber perdido este año frente a Biden le deja en mal lugar. Pero lo peor parece que aún está por llegar para Sanders. Estados como Pennsylvania, Ohio y Wisconsin son muy similares a Michigan en cuanto a la base de votantes se refiere: población blanca y de clase trabajadora, que ha vivido el declive económico del sector de la industria en las últimas décadas.
Además de Michigan, Biden ha vencido con claridad en Missouri y Mississippi, y los sondeos apuntan a que puede hacerlo también en Dakota del Norte. Mientras tanto, el estado de Washington va a suponer una batalla muy reñida hasta el final del escrutinio.
Depués de las primarias celebradas ayer, Biden cuenta con 860 delegados frente a los 710 de Sanders. La ventaja empieza a resultar significativa a favor del moderado, quien se ha afianzado como favorito tras un dominio arrollador en casi todos los estados que han votado desde el Supermartes.