En los últimos 12 meses, más de 1,4 millones de personas, incluyendo 850 niños, se han visto obligadas a abandonar sus hogares y sus vidas, marcadas por actos generalizados de violencia extrema, en la República Democrática del Congo.
“Los niños y las mujeres nos hablan de terribles abusos. Muchos niños han sido reclutados por las fuerzas armadas, drogados y atrapados en la violencia”, informa Justin Forsyth, director ejecutivo adjunto de UNICEF.
400 niños, en riesgo
“La situación de los niños empeora y las familias desplazadas por el conflicto no pueden acceder a los servicios más básicos”, dice Forsyth. “Más de 200 centros de salud han sido destruidos y uno de cada cuatro centros sanitarios no funciona con normalidad. Se estima que cerca de 400 niños están en riesgo de sufrir desnutrición aguda grave”.
“Los niños han perdido un año de educación, ya que cientos de escuelas han sido atacadas. Los maestros han sido asesinados, o se han visto forzados a huir por razones de seguridad. El miedo a la violencia se traduce en que el personal docente no puede ir a trabajar y los padres temen enviar a sus hijos a la escuela.
Llegar a todos
Todas las partes en conflicto deben proteger a los niños, poner fin a estas graves violaciones contra la infancia y preservar las escuelas y los servicios de salud. Los actores humanitarios deben tener acceso ilimitado a las poblaciones afectadas, para que podamos llegar a todos aquellos que lo necesitan.
Debido a la presencia de UNICEF a largo plazo en la región, ya existe una extensa red de aliados locales y estamos respondiendo a las crecientes necesidades humanitarias, llegando a más de 150 personas afectadas por la crisis con nutrición, salud, educación, agua y saneamiento, donaciones directas en efectivo e intervenciones de protección infantil.
Pero a menos que esta violencia se detenga, nuestro trabajo nunca será suficiente. Las vidas de muchos miles de niños están en riesgo”, concluye Justin Forsyth.