El presidente Hassan Rouhani, que consiguió una gran participación de las clases medias urbanitas de Irán, ganó el sábado la reelección en un triunfo electoral aplastante, consiguiendo un mandato más para continuar de conquistar la expansión de las libertades personales y abrir la difícil economía iraní a los inversores internacionales.
Quizás lo más importante, según los analistas, es que esta rotunda victoria le permite fortalecer la posición de la facción moderada y reformista mientras el país se prepara para el fin del gobierno del líder supremo de 78 años, el ayatolá Ali Khamenei.
Con la mayoría de los votos de las elecciones contados, el Ministerio del Interior dijo que Rouhani había ganado 22,8 millones, derrotando a su principal oponente, Ebrahim Raisi, que recibió 15,5 millones. La televisión estatal iraní felicitó a Rouhani por su victoria.
La participación fue alta, con alrededor de 40 de los 56 millones de votantes de Irán, más del 70 por ciento, acudiendo a las urnas.
A pesar de este margen de victoria, Rouhani, de 68 años, se tendrá que enfrentar a varias cuestiones en contra, tanto en el país como en el extranjero, mientras se embarca en su segundo mandato.
Necesita urgentemente demostrar algo de progreso en la reforma de una economía moribunda. Mientras cumplía su objetivo de llegar a un acuerdo nuclear con Estados Unidos y las potencias occidentales en su primer mandato, eso no se ha traducido en el renacimiento económico que predijo debido a las persistentes sanciones estadounidenses.
También debe lidiar con una administración Trump imprevisible que esta semana, y sólo a regañadientes, firmó las exenciones de sanciones que son un elemento central del acuerdo nuclear. En una cumbre este fin de semana en Arabia Saudita entre el presidente Trump y líderes de países predominantemente musulmanes, Irán no fue invitado.