A Marco Antonio Ortega le conocí entre Tenerife y Cabo Verde. En el país más occidental de África me facilitó contactos en el Gobierno, para informar en Canarias y España de las posibilidades de inversión. Allí coincidimos, al menos, dos veces, si no tres. Luego, cogió maletas y, si la memoria no me falla, se fue de delegado de la ONU a Angola. Y, claro, nos teníamos que encontrar en Luanda, donde no puedo menos que recordar su apartamento, en una planta 17 de un ‘rascacielos’, que tenía más agujeros que un colador, como diría mi abuela; y además, sin ascensor!; porque Angola mantuvo la guerra civil más larga de todas las conocidas en África: 25 años de batallas, miles de muertos y todo destruido. En 2011, creo que era, el país se afanaba, a toda mecha, en la reconstrucción. Y no sé si nos hemos encontrado en otros lugares, lo que sí se es que Marco Antonio es una persona hecha de conciliación, talento, humanidad y respeto a las culturas, que viaja y aprende; y viaja, y enseña, ahora, por libre. Me alegra saber que ‘mi’ asturiano internacional, está de vuelta en nuestro continente amado.
– A estas alturas no puedo preguntarte eso de qué hace un chico como tú en un lugar como ese; pero sí quiero que me cuentes tu último periplo por África. ¿Qué haces?, ¿Cuántos países?
– Hubo un periodo, en años recientes, en los que estuve más centrado en el continente Americano por motivos de trabajo, lo que me ha brindado la oportunidad de conocer también unas realidades y contextos diferentes, experiencias siempre ricas. Pero África siempre ha estado ahí, y es que tantos años viviéndola y sintiéndola día a día no se olvidan ni se dejan olvidar: aprendizajes, amistades, impresiones, gentes, paisajes, y un sin fin de aspectos que se podrían enumerar. A finales del 2013, tuve la suerte (así lo considero, una gran suerte) de volver tímidamente a África por motivos laborales, y se repitió en 2014; pero fue a partir de finales de 2015, cuando volví frecuentemente a este continente, hasta el día de hoy que casualmente me encuentro en Zanzíbar.
[Sumario]
En este periodo reciente he podido participar en diferentes programas y proyectos, en varios países -Mauritania, Senegal, Guinea Bissau, Yibuti, Costa de Marfil, Kenia, Tanzania-, en temas ligados principalmente a objetivos globales de desarrollo, pero siempre contextualizados al ámbito nacional. Algunos temas me han “tocado” especialmente, como la lucha contra la mutilación genital femenina, los esfuerzos por evitar la mortalidad materna e infantil, y el empeño de los jóvenes por ser embajadores y comunicar los objetivos de desarrollo sostenible en las comunidades, para fomentar cambios desde la sociedad civil.
– En estos más de 15 años de recorrer el continente más bello del mundo, cómo ha cambiado?, cuáles son las preocupaciones de los africanos?
– Si antes mencionaba los países que había visitado en estos últimos 2 años, debo decir que a esta lista se le deben añadir otros países: Cabo Verde (mi primer e inolvidable contacto con África), Marruecos, Angola, Mozambique, Sudáfrica, Namibia, Swazilandia, Zimbabwe… Cada uno con sus particularidades y riquezas, lo que me hace recordar esa frase que recorre las redes sociales y que dice “África no es un país”, porque África es diversa, rica, emocionante en cada rincón y diferente en cada país. Hay aspectos que en África se mantienen a lo largo del tiempo: las posibilidades de los países, la energía de las gentes y de su naturaleza. Lamentablemente, también se mantienen, en diferente medida, las desigualdades, las bolsas de pobreza, momentos de inestabilidad… Quizás algunos de los cambios que he podido observar a lo largo de estos años ha sido una mayor consideración sobre la importancia y pujanza de la juventud en este continente, una mayor conciencia social sobre los temas ciudadanos y de política y, quizás, inevitable por los recientes eventos, un mayor control referente a la seguridad en aspectos de la vida del día a día.
– Dónde te lleva tu próximo trabajo?
– Aún está por definir, puede que sea a Mauritania, aunque quizás haya otro destino previo, porque ya sabemos que “África no es un país”.