El embajador de Buena Voluntad de UNICEF Orlando Bloom ha viajado esta semana a Diffa, al sureste de Níger, para poner el foco en la actual crisis humanitaria en la cuenca del Lago Chad, donde la violencia de Boko Haram ha provocado numerosos desplazamientos de población. Cientos de miles de niños de toda la región se han visto obligados a abandonar sus hogares, se han quedado sin acceso a educación y corren el riesgo de sufrir desnutrición.
Se calcula que 2,3 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse en las zonas de Níger, Nigeria, Chad y Camerún afectadas por la violencia, lo que hace de ésta una de las crisis de desplazamiento de más rápido crecimiento en África. La región de Diffa acoge actualmente a más de 240 desplazados internos, refugiados y repatriados, de los cuales 160 son niños.
“Como padre, me resulta difícil imaginar cuántos de estos niños están atrapados en este conflicto. Durante mi viaje he oído historias terribles de niños huyendo a pie, dejando todo atrás, también la seguridad de sus hogares y sus aulas”, ha explicado Orlando Bloom, que ya había viajado por primera vez, en 2007, para conocer el trabajo de UNICEF.
Amada Goni
Bloom ha conocido a niños como Amada Goni, de 14 años, que ha estado viviendo con su familia en Garin Wazam, un campamento para personas desplazadas. Cuando comenzó la crisis, muchos de sus amigos se unieron a Boko Haram (algunos voluntariamente, otros no). Amada le ha hablado a Bloom de las terribles pesadillas que tiene y cómo, desde que su pueblo fue atacado hace ocho meses, no consigue sentirse a salvo. Por eso, para superar el trauma, está recibiendo apoyo psicosocial en una unidad especializada impulsada por UNICEF en la que ha encontrado nuevos amigos.
“Cuando voy a jugar, me siento mucho mejor, siento alivio y eso me ayuda con las pesadillas”, le ha contado a Bloom.
“Es extremadamente difícil comprender esta situación sin haber estado allí. He podido presenciar el profundo dolor y el sufrimiento que estos niños están atravesando, algo que ningún niño debería experimentar”, ha asegurado Bloom. “No obstante, ha sido maravilloso ver la sonrisa de Amada mientras jugaba al baloncesto con sus amigos. Ese es el resultado del trabajo de UNICEF”.
“Que cese la violencia”
“Esta crisis ha desarraigado a muchos niños en Níger y en toda la región del Lago Chad”, ha explicado Marie-Pierre Poirier, directora regional de UNICEF para África Occidental y Central. “Han sufrido violencia y abusos inimaginables, han perdido a sus familias, sus hogares y años de educación. Lo que más necesitan es que cese la violencia, y hasta que eso sea posible, debemos hacer todo lo posible para ayudarles a reconstruir sus vidas”.
Eta quiere ser médico
Durante su estancia en Níger, Bloom también ha visitado Bosso, en la frontera de Nigeria, donde ha conocido a Eta, de 13 años, que huyó con su familia cuando Boko Haram incendió su casa. Ahora va a una escuela temporal abierta por UNICEF, sueña con convertirse en médico y trabajar por el bienestar de su comunidad.
“Ha sido una visita muy emocionante. Todos los niños que he conocido se habían visto afectados por el conflicto y necesitaban desesperadamente servicios básicos como agua potable, atención psicológica y acceso a educación, para poder recuperarse de las atrocidades que han sufrido y presenciado. Se merecen una infancia”, ha dicho Bloom.
UNICEF y sus aliados en Nigeria, Camerún, Chad y Níger han elevado el nivel de asistencia a miles de familias de la región con acceso a agua potable, educación, asesoramiento y apoyo psicosocial, así como vacunas y tratamiento contra la desnutrición. Sin embargo, la escasez de fondos y el difícil acceso debido a la inseguridad siguen dificultando que se preste asistencia humanitaria a miles de niños que la necesitan.