DAMASCO / AMÁN, 23 de febrero de 2017 – “La imagen desgarradora de un adolescente llamando a gritos a su padre pocos minutos después de haber perdido las dos piernas en lo que parecía un asalto en Idlib, la semana pasada, es otro brutal recordatorio de que los niños son atacados en el conflicto de Siria.
Mientras en Ginebra continúan los esfuerzos para reunir a todas las partes en conflicto (una guerra que dura ya casi seis años) en un intento de lograr el restablecimiento de la paz, nosotros hacemos un llamamiento a todas ellas para que demuestren su liderazgo en pro de los derechos de los niños.
Por eso, les instamos a hacerse la siguiente pregunta: ¿Y si fuesen vuestros hijos?
Desde el inicio de este año, al menos 20 niños han muerto en ataques y muchos más han resultado heridos, incluyendo una niña que, con sólo un día de vida, fue víctima del bombardeo de su casa en la zona rural de Damasco. Además, casi 2 de niños no tienen acceso a la ayuda humanitaria que necesitan con urgencia.
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Las cifras son un sombrío indicio de que el cese en las hostilidades, anunciado en diciembre, no se ha traducido en protección y asistencia humanitaria, para todos los niños de Siria. Hasta ahora, sólo tres misiones interi-agencia, han llegado a los niños en las zonas asediadas y de difícil acceso.
El coste inconmensurable en vidas y sufrimientos debería avergonzar al mundo y llevarle a tomar medidas inmediatas para encontrar una solución política a la guerra.
Recordamos a todas las partes en conflicto que su obligación, de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario, es proteger a los niños en todo momento, dondequiera que estén y sin importar quién tenga el control de la zona en la que viven.
Los niños son víctimas de una violencia constante y generalizada en todo el país. Además, se les priva de lo básico, para cubrir las necesidades que les permitirían salvar la vida.
Las partes en el conflicto deben proporcionar acceso inmediato, incondicional y sostenido en el tiempo a todos los niños que necesitan asistencia en todo el país. El asedio debe terminar. Es inaceptable que se retiren de los convoyes los suministros que salvan vidas, igual que es inadmisible el uso del agua como arma de guerra.
De la misma manera, todas las partes en conflicto, y aquellos que tienen influencia sobre ellas, deben actuar con un extremo sentido de urgencia para silenciar las armas para siempre.
¡Es hora de que las partes, junto a cualquier persona que lleve en su corazón los intereses de los niños sirios, se sienten a hablar de ellos!
Los más de diez millones de niños sirios que sufren directa y diariamente las consecuencias de este conflicto, sólo quieren una cosa: tener paz y que les devuelvan la infancia.
Las partes en conflicto y aquellos que las apoyan les deben a los niños de Siria poner fin a esta guerra de una vez por todas”.