El drama del Mediterráneo vuelve a mostrar la cara con su mayor crudeza. El nuevo Gobierno de Italia ha cerrado sus fronteras a los migrantes que llegan a sus costas. Tampoco Malta quiere saber nada de las 629 personas que, a bordo del barco Aquarius de la ONG SOS Méteterranée, llevan más de 24 horas a la espera de poder poner pie en tierra firme.
Los dos gobiernos se pasan la pelota con argumentos que subrayan su firmeza en las respectivas fronteras, y su decisión de no admitir más migrantes, por la denunciada situación de saturación de ciudadanos que parten de las costas de Libia.
Sólo de enero a marzo de este año, más de 500 migrantes han muerto en este mar por el que navegan rumbo a Europa.
Margarita Robles
En una entrevista concedida por la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la Cadena SER, ha asegurado que "España, Italia u otro país europeo deberían permitir el desembarco de los 629 inmigrantes que viajan a bordo del Aquarius, porque en una situación de riesgo para la vida humana la prioridad tiene que ser salvar vidas humanas".