Carles Puigdemont fue detenido el pasado 24 de marzo tras cruzar la frontera que separa Alemania de Dinamarca. En el país alemán, en un Renault, era interceptado el vehículo del expresidente de Cataluña y detenido a las 11.45 horas.
La Audiencia de uno de los territorios del norte del país han descartado el delito de rebelión del que se le acusaba tras su detención, a la espera de ver cómo se desarrolla el proceso de extradición de Puigdemont a España. Según los jueces que han liberado al dirigente de JxCat, es “inadmisible” que en Alemania se le impute un delito de rebelión, pero dejan entrever que el delito de corrupción sí podría haberse llevado a cabo. El delito alemán equiparable al de rebelión en España, el de “alta traición”, no se puede implantar a Puigdemont porque no se cumplió el requisito de la violencia, según fuentes judiciales. Afirman que es poco probable que el político sufra una persecución policial continuada, y le impone una fianza de 75 euros para salir de prisión. Cabe destacar que está en libertad provisional y tendrá que presentarse todas las semanas en un juzgado para firmar y demostrar que no ha huido.
El juez Pablo Llarena, tras la fallida investidura de Jordi Turull, emitió una euroorden de detención por un delito de rebelión para el expresidente de la Generalitat y los exconsellers que facilitaron la puesta en marcha del referéndum ilegal del 1-O y la declaración de independencia de Cataluña. El mismo día, el 27 de octubre, se aplicó el artículo 155, por el que Cataluña dejaba de gozar, temporalmente, de su autogobierno.
