Amel, de nueve años, vive en Tamouh, a las afueras de El Cairo, Egipto, y está convencida de que se puede eliminar la mutilación genital de la sociedad egipcia. Ella rechazó ser mutilada después de que una amiga suya muriera desangrada. Sin embargo, a juzgar por los datos, esto no es lo habitual. Al menos tres millones de niñas son víctimas de la mutilación genital femenina cada año, según denuncia Plan International, una organización de ayuda humanitaria y cooperación especializada en la infancia. Por esta razón, la organización ha llamado la atención “a los gobiernos, instituciones y organismos internacionales”, recordando este 6 de febrero, Día Internacional de Tolerancia Cero contra esta práctica en las mujeres, que deben trabajar “por su erradicación en los 29 países de África, Asia y Oriente Medio donde todavía se lleva a cabo”.
Vídeo cedido por Plan International sobre la mutilación genital femenina
La mutilación genital es una práctica que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales femeninos, de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía). El objeto de esta tortura es eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico. Según recuerda, Plan International, se trata de un sufrimiento, más común de lo que parece, ya que “en todo el mundo, 200 millones de mujeres y niñas ya han sido víctimas de esta práctica, pese a estar prohibida por ley o decreto constitucional en la mayoría de los países con mayor prevalencia”.
Entre las consecuencias que supone este “atentado contra la vida de las mujeres”, se encuentran los traumas que genera y las complicaciones físicas provocadas de por vida, como desequilibrios durante la menstruación, dificultades en el parto, hemorragias o infecciones del aparato urinario. Incluso, en ocasiones, las complicaciones en el parto pueden provocar la muerte de la mujer y el bebé.
Según la directora general de Plan International en España, “los Objetivos de Desarrollo Sostenible han marcado como meta la eliminación de prácticas nocivas, como la mutilación genital femenina para 2030, y desde Plan International instamos a la comunidad internacional a desarrollar los mecanismos y destinar los presupuestos necesarios para poner fin a esta práctica que atenta contra la salud e integridad de mujeres y niñas”.
Cifras y datos sobre la mutilación genital femenina en el mundo
De los 200 millones de mujeres y niñas que han sufrido ablación, miles de ellas han sido sometidas en África Occidental. Según Plan International, se trata de la región con mayor prevalencia de esta práctica, donde más del 85% de las mujeres entre 15 y 45 años habrían sufrido esta violación de sus derechos fundamentales.
En Malí, las edades a las que se sufre esta tortura son más tempranas. Casi el 50% de las niñas de entre 0 y 5 años y más del 77% de las niñas de entre 6 y 14 han sufrido esta práctica.
En Guinea Bissau, pese a que el Gobierno aprobó en 2011 leyes que criminalizan el tráfico de niños y niñas e ilegalizan la práctica de la mutilación genital femenina, se sitúa en un 50% a nivel nacional. Y de este porcentaje, más de un 90% corresponde a los distritos de Bafatá y Gabu.
En Guinea, también existe una ley que prohíbe esta práctica en el país, desde 1965. Sin embargo, el 97% de las niñas y mujeres han sido mutiladas, y de esas niñas, el 60% entre los 5 y 9 años.
En Egipto, Plan International, advierte de que se trata de una “práctica casi universal”, ya que el 92% de las mujeres y niñas han sido sometidas a mutilación. Además, en estos casos, se trata de familias con pocos recursos y en el 82% de los casos, la práctica es llevada a cabo por un profesional médico. También, en Egipto, existe una prohibición desde 2008, pero según los datos de la Organización, “más del 50% de los hombres y mujeres, creen que la práctica debe continuar”.
Ilegalización y erradicación de la mutilación genital femenina
La Organización aclara que no sólo se trata de ilegalizar, sino de erradicar. Según las cifras a pesar de las prohibiciones demuestra que “la legislación y los esfuerzos políticos son importantes pero muchas veces insuficientes para acabar con la mutilación genital. [Sumario]El diálogo intergeneracional y la sensibilización de las comunidades son la herramienta fundamental para acabar con la mutilación genital femenina[Sumario], para que las propias víctimas y sus familias sean agentes de cambio de normas sociales y culturales muy arraigadas”, explican.
Entre otros, Amel, la niña que rechazó ser mutilada, ya es un agente activo del cambio. “Intentamos informar a cada persona de los efectos negativos de la mutilación y cuando nos enteramos de que van a mutilar a alguna de nuestra amigas le aconsejamos oponerse. Informamos a sus padres e invitamos a toda la familia a las sesiones de concienciación de Plan International para que lo entiendan”, apunta.
Respecto al papel de los hombres en la erradicación, Plan International aseguran que también ellos participan en el proyecto de salud sexual y reproductiva de la Organización. “Muchas veces no tienen información precisa sobre la mutilación sexual femenina y su involucración es fundamental para transmitir el mensaje”. Como ejemplo, el caso de Ahmed, un joven de 25 años, educador y voluntario en el centro local, que cuenta cómo muchos de sus amigos “han decidido que no practicarán la mutilación genital a sus hijas”. Él ya forma parte de esa tolerancia cero: “Yo ya conseguí convencer a mi hermano”. Pero además, siembra esperanza sobre la eliminación de esta práctica en el mundo. “Creo que podemos erradicar la mutilación genital femenina en una década”, afirma.