El adelanto de las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid el pasado 10 de marzo hizo saltar por los aires todo lo planeado hasta el momento. Entre todo lo que cambió se encontraba el plan del presidente del PP, Pablo Casado, para reunificar al centro-derecha español de cara al corto o medio plazo con el objetivo de presentar una sola lista electoral en unos hipotéticos comicios generales. El cuartel general de los populares, en la calle Génova 13 de Madrid, activó las luces de emergencia para comenzar precipitadamente este plan y acabar, paulatinamente, con el partido de Inés Arrimadas. ¿Y cómo empezar a hacerlo? Fichando a un perfil naranja tan conocido como el de Toni Cantó.
El portavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas hasta el 15 de febrero, día en el que se dio de baja del partido tras la escasa depuración de responsabilidades de la dirección -con Carlos Cuadrado fuera de las decisiones nucleares de la formación, aunque muy cerca todavía de Arrimadas-. Muy airado, el actor aseguró que no volvería a la política pero, por detrás, los hilos se movían en otro sentido. El propio Albert Rivera entró en escena en la sombra de la política para avisar a la dirección de los populares de que Cantó abandonaba Ciudadanos, momento en el que se inició el cortejo. Rivera llamó personalmente a Casado.
También fue decisión del PP anunciar la incorporación de Cantó a la lista electoral del PP de cara a las elecciones del 4 de mayo sin el beneplácito de la cabeza de lista. Esta noticia molestó sobremanera a la propia Isabel Díaz Ayuso, que ha reconocido en varias entrevistas que lo habría hecho "de otra manera". A pesar de que la Justicia dictaminó que Cantó no podía concurrir como "número cinco" de la lista popular por haberse empadronado después de la convocatoria de elecciones, el actor pretende ocupar un puesto en el Consejo de Gobierno de la presidenta si es que consigue revalidar el cargo -todas las encuestas apuntan a ello-.
La relación entre Casado y Rivera es fluida desde que el expresidente de Ciudadanos se convirtiera en diputado en las elecciones de 2015. Sin embargo, desde Génova reconocen que esta es más estrecha a partir de que Rivera dejara la política en noviembre de 2019 tras la debacle electoral de la formación en las últimas generales, pasando de 56 a 10 escaños. Tan estrecha es la amistad que el PP ha contratado los servicios del bufete de abogados que preside Rivera y Rivera ha aceptado un cargo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que ofrecía la Comunidad de Madrid.
A pesar de esto, el PP niega que Rivera vaya a incorporarse a la dirección nacional del partido. Eso sí: reconocen que será uno de los principales invitados en la Convención Nacional del PP que se celebrará en otoño. Los populares preparan un gran evento de varios días, abierto a la sociedad civil, que determinará la nueva imagen del partido. Quizá este sea el momento, con un Ciudadanos herido de muerte, en el que, a pesar de la negativa, Rivera se decida a volver a la primera escena de la política.