El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha hecho balance de su primer año al frente de la cartera más afectada por la Covid-19 y ha reconocido que, aunque ha pasado momentos muy duros, volvería a asumir la responsabilidad que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le confió en estas fechas de 2019. "No me arrepiento", ha confirmado en una entrevista en Efe. El ministro reconoce que ha sido un año "terrible", pero asegura que volvería a aceptar ser ministro de Sanidad. "Lo he hecho lo mejor que he podido", ha remarcado.
"No me arrepiento de haber aceptado el ofrecimiento del presidente; lo sentí en ese momento como un honor y he hecho las cosas lo mejor que he podido. Claro que, si hubiéramos sabido que iba a pasar esto, los planteamientos hubieran sido muy distintos, pero no me arrepiento de haber aceptado el cargo y para mí es un honor", ha asegurado.
"He de reconocer que todo el mundo llegó tarde, también España", ha asumido Illa en referencia a la aceptación de la expansión descontrolada del coronavirus por el país. "Nos sorprendió a todos", ha recordado, lo que motivó a las instituciones a tomar medidas muy duras pero "correctas y adecuadas" para controlar la primera ola. No obstante, aún a pesar de "yendo tarde y cometiendo errores, fuimos también los primeros en reaccionar" al decretar el primer estado de alarma el pasado 14 de marzo y aprobar un confinamiento domiciliario de la población dos días después de que la OMS calificara al coronavirus como pandemia.
Illa ha asegurado que no va a perder "ni un minuto" en batallar con ningún gobierno autonómico que reinvindique más vacunas para su territorio. "Mi beligerancia se centra únicamente contra el virus. Lo demás, ni un minuto", ha subrayado. "Hay quien lleva interesado desde el primer día, más que en combatir el virus, en combatir al Gobierno; allá ellos. Nosotros queremos hacer una evaluación constructiva, serena, pausada y que nos dé pautas de actuación de cara al futuro", ha asegurado.
Illa ha agradecido el comportamiento "ejemplar" de los ciudadanos, que ha mostrado "lo mejor de nosotros mismos, y a veces también lo peor. Todos tenemos imágenes en la retina de ejemplos de solidaridad". "Ha habido cosas que ponen la piel de gallina, porque ha habido reacciones muy espontáneas en un momento de mucha dureza, en el que todo el mundo ha entendido que había que volver a descubrir esa dimensión comunitaria y que no vivimos aislados", ha reconocido también.