El Gobierno ve posible sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado 2021 (PGE) con relativa facilidad. Este jueves, convocó a una ronda de contactos a los partidos dispuestos a apoyar las líneas presupuestarias en el Congreso de los Diputados, algo que se vendría produciendo desde hace días. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero; y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, mantuvieron contactos con una delegación de Ciudadanos encabezada por el portavoz adjunto del partido, Edmundo Bal, en un claro guiño hacia la presidenta liberal, Inés Arrimadas. Fuentes cercanas a Podemos aseguran que es un gesto para que la líder naranja se incline por estar al lado del Gobierno.
Lo cierto es que es un gesto en toda regla, pues Montero y Álvarez se reunieron con Ciudadanos antes que con un socio, al menos en la investidura, preferente: ERC. "Es un arranque irreal de negociación, que empezó hace días y días", aseguran desde Moncloa. En la ronda de contactos no participó el PNV que, si bien se ha abierto públicamente a respaldar las cuentas, no quiso participar de "la foto" que supuso esta reunión por dos razones: no tendría ningún resultado y fue "una teatralización" porque se convocó a horas intempestivas.
Desde el partido naranja restan importancia a este encuentro para rebajar las pretensiones del Gobierno. Aseguran que, si no ha habido una foto como la de este jueves hasta el momento, es porque no son socios preferentes de Sánchez y que, por ende, su apoyo deberá negociarse de principio a fin. Sin embargo, su objetivo es influir en el resultado final de los Presupuestos ante los "extremismos" de los republicanos, y se jactan de ser fundamentales porque, "si no estuviéramos, ERC pediría más".
Ni ERC, ni el PNV ni Ciudadanos presentarán enmiendas a la totalidad y, por ende, superará la votación de la semana que viene. EN este proceso, todas las enmiendas se votan a la vez. En 2019, PP, Vox y Ciudadanos presentaron dichas enmiendas y bloquearon la misma tramitación de los PGE, lo que provocó que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, disolviera las Cortes y convocara elecciones generales. Ahora, el escenario es diferente: Rufián y Arrimadas están en el mismo barco, aunque se procesan un rechazo mutuo e incuestionable. El portavoz republicano advirtió a Montero que no compartirá un proyecto presupuestario en el que esté Ciudadanos, poniendo al ministerio en una encrucijada: parece ser que solo contará con el apoyo de uno de los dos partidos. Ambos se consideran "incompatibles".