El bailaor Rafael Amargo se enfrenta a una petición de nueve años de prisión por parte de la Fiscalía Provincial de Madrid. El Ministerio Público le considera autor de un delito continuado contra la salud pública, en la modalidad de venta de estupefacientes. El escrito de acusación del fiscal sostiene que el artista granadino, de 46 años, usaba su propia casa, ubicada en el centro de la capital de España, "para distribuir drogas de manera persistente a cambio de dinero". La Fiscalía solicita la misma condena para el supuesto compinche de Amargo, su productor y socio Eduardo de los Santos, al que sitúa como "el comprador de las sustancias".
La Fiscalía dice que, entre abril y diciembre de 2020 -en plena pandemia-, Rafael Amargo y De los Santos "se venían dedicando de manera concertada y persistente a la distribución de sustancias estupefacientes, entre otras metanfetamina, a terceras personas a cambio de dinero". Para ello, según el Ministerio Público, los dos acusados compraban la droga "conjuntamente a varios suministradores, para posteriormente repartirla entre ambos y venderla a terceras personas".
El escrito de acusación constata que el bailaor vendía las sustancias estupefacientes a las personas que acudían a su domicilio de Madrid, situado en el distrito Centro, y que también "hacía llegar la droga al lugar donde los clientes le indicaban, para lo cual se valía de su hombre de confianza, el también acusado Manuel Ángel Batista, su mano derecha en las producciones que, a sabiendas de lo que portaba, después de hacer la entrega correspondiente, regresaba al domicilio para entregarle el dinero obtenido con la venta".
El fiscal relata en dicho informe cómo el 27 de abril de 2020 Batista, para quien pide seis años de cárcel, fue sorprendido por la Policía "cuando se disponía a entregar a un cliente, a cambio de 50 euros, una bolsita con una sustancia que resultó ser metanfetamina con un peso neto de 0,943 gramos y una pureza del 76,7%, con un valor en el mercado ilícito de 24,42 euros en su venta por gramos, sustancia que había recogido minutos antes del domicilio de Amargo, a donde debía regresar para entregar el dinero".
A raíz de la vigilancia que establecieron sobre su vivienda, las fuerzas de seguridad descubrieron que a casa de Rafael Amargo "acudían numerosas personas que, tras acceder a la misma y permanecer en el interior escasos minutos, salían nuevamente de manera apresurada, procediendo la Policía a identificar a dos de ellas, interviniendo sustancias estupefacientes que se habían adquirido en dicho domicilio, levantándose las correspondientes actas de aprehensión".
En el registro del domicilio del artista se intervinieron tres botes de 'popper' (droga usada en encuentros sexuales, mayormente entre el colectivo gay), una bolsita de feniletilamina y un frasco de GBL (una variante del GHB o éxtasis líquido) con un valor en el mercado de 314,19 euros en su venta por gramos, según el escrito judicial. En el caso de Eduardo de los Santos, se halló metanfetamina, ketamina, MDMA (conocida como éxtasis), GBL, sildenafilo (principio activo de la Viagra), 'popper' y cuatro teléfonos móviles.
Tanto Amargo como De los Santos, los principales acusados, mantienen su inocencia y afirman que todo es un "montaje policial". "Cuanto más alto suba esto, mejor, porque después tendré yo que ver cómo bajo de la cruz en la que me están crucificando… Pero queda la revancha, como en "El Conde de Montecristo". A ver después cuánto vale reparar todo este daño", ha llegado a decir el bailaor.
El fiscal ha dejado finalmente fuera de la causa a la pareja de Rafael, Lucía Mariana Bongianiano, que también fue detenida por los agentes de la Comisaría de Centro en la misma operación policial en la que arrestaron a Amargo a principios de diciembre de 2020.