La comunidad limítrofe con Portugal, Extremadura, con una población que ronda 1 064 000 habitantes, y lugar donde se encuentran los diferentes campus pertenecientes a la Universidad de Extremadura (Uex), se consagra como la comunidad española con mayor capacidad para purificar el aire de todo el continente europeo.
El centro universitario mencionado, propone que la Comunidad Autónoma reciba fondos por su capacidad para acabar con el CO2 que se encuentra en el aire. Esta región se encuentra en un descenso poblacional, siendo unas 45 000 personas las que la han abandonado en los últimos veinte años. Los municipios principales sufren un estancamiento poblacional con tendencia negativa, motivo por el que ciertas localizaciones han dejado de ser consideradas “ciudades” tras descender de los 10 000 habitantes. Es el caso de Jerez de los Caballeros, Miajadas o Trujillo.
El estudio del que radica dicha conclusión está siendo realizado por el Grupo de Investigación en Desarrollo Sostenible y Planificación Territorial (DESOSTE).
El éxodo poblacional se encuentra a la orden del día. La población abandona la región en busca de una mejor situación laboral. Esto, unido a la alta edad media de los habitantes, lleva a que, anualmente, dejen la región unas 4 000 personas.
A día de hoy, el suelo de esta Comunidad Autónoma está formado en un 70 % por bosques y pastizales, lo que consolida a Extremadura como la comunidad más verde de España y la cuarta más boscosa del país. Una cuarta parte de las zonas protegidas en el país, están en Extremadura debido a la Red Nauta 2000. Además, las tierras cultivadas sufren una disminución del 14 % desde el comienzo de siglo. Estos datos, conforman algunas de las características de Extremadura, tal y como expone el docente Julián Mora Aliseda en el estudio realizado. Así mismo, ha declarado que “al ir envejeciendo la población y haber cada vez menos mano de obra se han ido abandonando cultivos de secano y el matorral ha ido ganando metros”. El hecho de abandonar las tierras fértiles conlleva la pérdida de numerosas especies de fauna y flora, lo que produce el deterioro progresivo de la biodiversidad que reina en la Comunidad.
Siguiendo las declaraciones del catedrático, el “impacto ecológico” que se da a nivel mundial, afecta de manera positiva en esta región, pues la superficie artificial de esta es tan solo un 1 % sobre el total.
“Si no nos podemos desarrollar, pero somos los que más contribuimos a mantener el medio ambiente deberíamos empezar a plantearnos políticas que reivindiquen el cobro de los servicios ecosistémicos prestados”- afirma el profesor. Añade el principio de “quien conserva que cobre”, pues se encuentra en la legislación europea la obligación de pagar por aquellas actividades que contaminen.