El Málaga comienza la campaña 2017/18 de la peor manera posible, con malas sensaciones, falto de ritmo y estado físico, falta de consistencia, de presión en la salida del rival y siendo sentenciados por un ex-malaguista, Charles.
Durante todo el encuentro pudimos ver a un Eibar con las ideas no sólo más claras, también plasmándolo sobre el césped. La primera gran ocasión llegaría de manos de Charles en el minuto 3, con la mano nunca mejor dicho, ya que el gol del delantero ahora en el Eibar sería anulado por introducir a pelota en la red con su mano derecha, acción por la que vio tarjeta amarilla. A partir de ahí las acciones de peligro se alternaron, Charles e Inui llevaban el balón a las inmediaciones del área de Roberto, mientras Kuzmanovic y Juanpi se encargaban de poner en apuros la portería rival, el venezolano tuvo dos buenas ocasiones con sendos disparos desde el balcón del área pero no encontraron la red.
En la segunda mitad el dominio del conjunto de Mendilibar se hizo notar, el Málaga empezó a ceder terreno en el medio centro, y es que el Eibar era mejor en todo, en la presión sin balón, en la velocidad y en mordiente. Tanto dominio no presagiaba nada bueno, La Rosaleda se temía lo peor y la tragedia vendría de la mano de un ex, Charles de un cabezazo mandaba el balón al fondo de las mallas poniendo el 0-1 en el minuto 57.
Michel lo intentó con los cambios, metiendo en el campo a Ontiveros, Jony y En-Nesyri, pero el Málaga nunca dio señales reales de poder poner en apuros al guardameta visitante, el equipo, sin mordiente ni físico, fue asimilando poco a poco la derrota y más cerca estuvo el 0-2 que el 1-1.
De salvar a algún jugador malaguista sería a Kuzmanovic, de lo poco que puso cordura a la vez que imaginación en el centro del campo; Juanpi no desentonó pero se espera más de él. Del resto del equipo a excepción del buen hacer de Roberto en portería, casi mejor ni hablar.
Las aguas bajan turbias por Martiricos y no parece que esta primera derrota liguera vaya a ayudar a calmarlas.