Ingenioso Hidalgo de Ferraz

A Pedro Sánchez se le presenta una ocasión sin precedentes para demostrar su valía política y manifestar a la sociedad española su capacitada condición como Presidente del Gobierno.
@SosaAsensio
España
02.06.2018
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En un lugar de Ferraz, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un Secretario General de los de mirada lasciva, curtidas facciones, obstinación compulsiva e incuestionable perseverancia. Resurgido de sus propias cenizas, Pedro Sánchez, como se le conoce y reconoce por dichos lares, solía compartir aventuras políticas con su fiel escudero José Luis Ábalos. Congresos Federales y Comisiones Permanentes del PSOE, reuniones con dirigentes autonómicos, provinciales y locales de su propio partido o participaciones en manifestaciones sociales tras haber renunciado a su acta de diputado el Richard Gere de Tetuán era la tónica habitual para ambos socialistas. Con el “Somos la izquierda” como lema de vida andaban recorriendo las estepas, mesetas y colinas que conforman el mapa físico de nuestra geografía nacional con el objetivo de escuchar las propuestas y preocupaciones de su militancia en las vintage Asambleas Abiertas celebradas. Sin Rocinantes ni Rucios. Sin escudos ni lanzas. De traje y corbata. Y rosa empuñada. En tanto en cuanto, por designios del azar, el pasado viernes llegó hasta sus oídos la sentencia expuesta por la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel. Entre año y año de prisión sumado a Guillermo Ortega, Correa y Luis Sé fuerte Bárcenas, averiguaron que el PP, en figura de persona jurídica, había sido condenado como partícipe a título lucrativo de la trama. La luz se hizo. La diosa Fortuna les había señalado el camino.

Tras una breve reunión extraordinaria de la Ejecutiva Federal socialista, Sánchez compareció ante los medios para anunciar que presentarían una moción de censura contra Mariano Rajoy. Esa misma tarde, Margarita Robles la registraba en la Cámara Baja del Parlamento. El tiempo apremiaba. 31 de mayo y 1 de junio fueron las fechas designadas por la Presidenta del Congreso, Ana Pastor, para que tuviera lugar su particular sainete primaveral. Sin comerlo ni beberlo, ha surgido una bonita rima asonante. Toda vuestra.     

Las premisas eran claras: constituir un Gobierno provisional del PSOE para recuperar la normalidad institucional y democrática con su Secretario General como candidato alternativo a la Presidencia con el propósito de convocar elecciones anticipadas. Así, de repente. De golpe. Sin conversaciones previas con líderes de otras formaciones. Sin el apoyo asegurado de ninguna fuerza política. Sin la garantía de que la moción prosperase. Con el riesgo de montar otra parafernalia parlamentaria. Con la posibilidad de ser castigados por los votantes en los próximos comicios si este artificio quedaba en agua de borrajas. Un salto al vacío. Un suicidio político. O un acto de valentía. Un acto de responsabilidad democrática. De astucia e inteligencia parlamentaria. Un acto con el que tener la oportunidad de desterrar del poder a un partido institucionalmente corrupto y disoluto. Un partido que durante los últimos siete años se ha vanagloriado de ser el artífice hegemónico que ha abolido una crisis económica según ellos ya extinta. Un partido caracterizado por sus precarias y estériles reformas sociales y laborales. Un partido que contaba con un Presidente impertérrito que miraba a otro lado cuando se producía un embrollo nacional. Un partido que contaba con cinco ministros reprobados y una credibilidad exigua. Por todo ello, la moción queda totalmente justificada.

 

Y de esta manera llegamos al primer día de la moción de censura. Decididos y convencidos de convencer llegaban José Luis Ábalos y Pedro Sánchez al Hemiciclo. Con el apoyo amarrado de Unidos Podemos, Compromís, EH Bildu, Nueva Canarias y las fuerzas independentistas catalanas – ERC y PDeCAT – sumaban 175 votos a favor. 176 eran los necesarios para alcanzar la mayoría absoluta y conseguir que Mariano se viera relegado de su puesto. Con la negativa anticipada de UPN – Unión del Pueblo Navarro – Foro Asturias y, por supuesto, PP, la pelota quedaba en el tejado del PNV, Coalición Canarias y Ciudadanos. Condición sine qua non para la formación naranja era fijar la fecha de las elecciones generales sin un previo Gobierno provisional de Pedro Sánchez. A dos bandas, como de costumbre, volvieron a jugar y pidieron a los populares que dimitiera Rajoy para que no prosperase la moción que hacía Presidente a Sánchez. Ansias de poder.

Por otro lado, Ana Oramas recalcó que de ninguna forma facilitaría la formación de un Gobierno que fuese apoyado por los mismos que desean romper la unidad territorial del país. Todos sabemos a quién hace referencia. No hace falta que lo diga. Luego se retractó y decidió ponerse del lado de los socialistas. Que ahí estaba, para lo que hiciera falta. Para una abstención anunciada. O para compartir unas papas con mojo. Picón. Eso sí. 

 Ante esta encrucijada, el futuro político de España quedaba en manos de los nacionalistas vascos. Casualidad o no, fueron los mismos que se encargaron de que los PGE salieran adelante hace menos de un mes. Respaldando la decisión del Ejecutivo. Respaldando la decisión del PP. Pero haciéndose de rogar. Esta vez no fue distinta y ejecutaron la misma estrategia. No iba a ser sencillo, pero Sánchez y Ábalos se dispusieron a conseguirlo. Evocaron las figuras de Don Quijote y Sancho Panza para alcanzar su fin último. Hicieron del Congreso su particular Toboso y allí en el escaño, dieron rienda suelta a su particular verborrea y elocuencia. Ábalos allanó el camino de su noble caballero fundamentando las causas por las que esta moción tuvo lugar – caso Gürtel – intentando aplacar la azorosa retranca marianística que emanaba de un contemporáneo Sabio Frestón que no se daba fácilmente por vencido. Pedro Sánchez siguió la línea marcada por su inseperable escudero para terminar utilizando sus dotes de seducción retórica en favor de su queridísimo Aitor Esteban. Su Dulcinea. Su amor platónico. Quien aguardaba esos 5 votos que le posibilitaba ser el nuevo Presidente del Gobierno. Esteban pronunció el “sí, quiero” y ambos fueron felices y comieron perdices. Uno en La Moncloa. Otro en Zaramaga.

El segundo día le tocó recoger los frutos que había sembrado. Pedro Sánchez había conseguido los apoyos necesarios para apartar al Partido Popular del mando gubernamental y conformar un Gobierno provisional basado en su persona. Logró algo que parecía más que improbable hace justo una semana. Realizó un veni,vidi, vici de los que marcan época. Se erigió como el primer político en la Historia Democrática de nuestro país que efectuaba con éxito una moción de censura. Dejó en el olvido los fracasos de Felipe Gónzalez, Hérnandez Mancha y Pablo Iglesias. Se convertirá en el primer Presidente del Gobierno que no pertenezca a la fuerza parlmentaria con mayor número de escaños. Ni siquiera será diputado. 

No será tarea fácil. Nadie dijo que fuera a serlo cuando comenzó este intentona cargada de oportunismo. Le tocará liderar el Congreso con 84 escaños. Las alianzas y los pactos serán las mejores herramientas de trabajo. Muchas de sus propuestas no saldrán adelante. Le aseguraron la Presidencia, no el poder parlamentario. El PP intentará ejercer una oposición férrea que conduzca a un bloqueo político que debilite al partido socialista con el objetivo de que éste se vea presionado a convocar elecciones lo antes posible y así minimizar el declive electoral. Veremos si con Mariano como cabeza de serie. Conviene no darlo por muerto. Nunca. Ciudadanos ya contemplará lo que hará el día antes. Aunque quizá después cambien de opinión. Podemos parece mostrarse adepto y fiel al nuevo Gobierno. No parecen seguir la misma línea los partidos nacionalistas catalanes. ERC y PDeCAT votaron “Sí” a la moción de censura. Ese “Sí” contenía un “No” a la Presidencia de Sánchez, pero a su vez significaba un “Sí” a echar a Rajoy del poder gubernamental.

Así la situación política, a Pedro Sánchez se le presenta una ocasión sin precedentes para demostrar su valía y manifestar a la sociedad española que puede llegar a ser un Presidente del Gobierno apropiado y adecuado que luche por y para las necesidades e intereses de ella. Sin programa y con los PGE como única base, le queda mucho trabajo por delante. Tiempo al tiempo. Al bien hacer jamás le falta premio.

 

@SosaAsensio

 

 

 

 

 

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