Telecinco cayó muy bajo. Sin dudas, la cadena prefirió apostar al pragmatismo mal entendido que seguir forjando y luchando por las causas que se consideran justas. El machismo y la violencia vicaria han estado presentes en los medios desde tiempos inmemoriales, y solo después de la segunda década del siglo XXI, es que se ha tratado de cambiar la situación, apostando por la igualdad de géneros y evitar la violencia contra la mujer.
El pasado 21 de marzo, Telecinco sorprendía a España al presentar, finalmente, la versión de Rocío Carrasco, y tratar de desmontar “la gran mentira del corazón” que durante casi veinte años, había sido propagada y sostenida por Antonio David Flores.
Ya desde el primer episodio, la docuserie “Rocío, contar la verdad para seguir viva”, demostraba que el éxito sería inminente para la cadena, sobre todo por la cantidad de voces que se levantaron en apoyo a Rocío Carrasco: políticos, como la Ministra de la Igualdad, actrices, cantantes, celebridades y artistas de todas áreas, mostraban su apoyo a Rociíto, solidarizándose con ella y, algunas, daban su testimonio de haber sido víctimas también, lo que provocó un aumento en el número de llamadas a la línea de apoyo a las mujeres víctimas de violencia de género.
Telecinco destruyó con los pies lo que acababa de construir con las manos.
Antonio David Flores vivió del cuento durante casi veinte años. Sí, del cuento, porque nunca dio pruebas de nada. Lo que ayudó a crearse una imagen de padre abnegado. Claro, gran parte de España empatizó con su versión, sobre todo porque Rocío Carrasco nunca dijo nada. Pero en marzo de 2021 cambió todo.
Rociíto, desde el primer episodio, mostró pruebas y testimonios, todos notariados o con algún viso legal que respaldaban todas y cada una de sus palabras, por lo que, tal y como lo predijo el malagueño, la tormenta hacía estragos. Tal fue el efecto de su testimonio que la cadena prescindía de los servicios de Antonio David como colaborador de todos los programas donde este participaba. Con esa decisión, Telecinco daba, al menos, la apariencia de querer cambiar las cosas. Eso sí, para seguir cebando la serie, contrataba a Rocío Flores y a Olga Moreno, actual esposa del ex guardia civil.
Pero la fachada de querer justicia y de abrazar el feminismo duró apenas 56 días. Como si se tratara de un hecho banal, Telecinco hacía un programa que pretendía dar respuesta al de Rocío Carrasco y que titulaba “Ahora, Olga”. Hasta con el título se banaliza una lucha justa como lo es el feminismo, tratando como si de una pelea de gatas fuera la situación.
Durante el programa, Olga Moreno no presentó prueba alguna. Solo eran testimonio y sollozos. Carlos Sobera dirigió con mano de hierro, evitando que cualquier colaborador le hiciera a la esposa de Antonio David cualquier tipo de pregunta o comentario incómodo. El programa se notó censurado, que le querían hacer un lavado de cara al malagueño, ya que repetía el mismo discurso que él mismo ha hecho durante todos estos años.
Es una lástima que Telecinco, por el afán de ganar dinero, lo haga banalizando temas que son delicados y que deben ser tratados con seriedad y dignidad. Muy mal por la cadena.