Todo comenzaba algo antes de las 22 horas. Cuando todos los que tenían un pase de oro para presenciar la final en el plató de Gran Hermano Dúo estaban citados para ir preparando junto al regidor y su equipo cómo tenía que desarrollarse la Gran Final a nivel de público, familiares y colaboradores. Algunos de los primeros comentaban ya que no descartaban que sucediera algo para que Kiko Rivera, contra todas las encuestas, se acabase llevando el maletín.
Ese algo no tardaría en llegar. Lo haría en forma de Isabel Pantoja a la casa de Guadalix de la Sierra. Un golpe de efecto que servía para limpiar la imagen de su hijo, crear vínculos sentimentales con la familia y desnivelar la balanza de los indecisos. De hecho así fue porcentualmente hablando. La cosa en el plató se iba calentando.
Mucho más se calentó aún cuando comenzaron a emitirse vídeos. Casi todos hacían daño a María Jesús y casi ninguno al hijo de la tonadillera. Todo parecía como si se estuviese cocinando un sorpasso. Sin embargo, la audiencia no pasó por el aro. En los cortes de publicidad no se hablaba de otra cosa y la madre de la ex Miss España no dudó en llevar estas quejas al directo criticando la ausencia de vídeos de Kiko insultando a su hija con aquello de "calienta p…", de "chupa…." y otros tantos descalificativos que, hasta la 1:00, no se habían mostrado.
Cuando el plató e internet trinaban por lo que consideraban un allanamiento del camino al tongo, la maquinaria contra María Jesús se paró de golpe con el sobre que contenía su nombre y le hacía acreedora de los 100 euros. Instantes después todo fue fiesta para su entorno, aunque, créanlo, el foco estaba puesto en los Pantoja, quienes ya habían ganado mucho más: Cerca del millón de euros sumando lo de Kiko e Irene en GH Dúo y el garantizado firmado por Isabel en Supervivientes.