Las aguas bajan agitadas por Sálvame. Tanto es así que ya hace unas semanas que se viene hablando de que los protagonistas del espacio de corazón decano de la televisión española se encuentran más desunidos que nunca, con cada uno arrimando el ascua a su sardina y pensando poco en la necesidad de que haya buena química entre ellos si quieren que les salga el mejor programa y, lo más importante, les dure.
Porque a este paso, tal y como pudimos ver en la última emisión de Sálvame, la cosa acabará pronto y acabará mal. Eso es lo que se desprende de la manera en la que se chillaron, se dirigieron el uno al otro y se menospreciaron a colación de lo que significa la familia para unos y otros. Asunto en el que, es evidente, no se ponen de acuerdo.
Todo comenzó a raíz de que Raquel Mosquera asegurara que en las relaciones humanas "la sangre es lo más grande". Algo que Jorge Javier Vázquez le rebatía indicando lo siguiente: "No estoy de acuerdo, hay padres miserables e hijos miserables, y cuanto más lejos mejor".
Era entonces cuando las dos madres, Belén Esteban y María Patiño, saltaban como un resorte haciendo un alegato en favor de la maternidad y el vínculo que genera con el hijo que elevaba el tono de los tres, dejaba malas palabras y malas caras en directo primero y en los pasillos después.
Según publica EsDiario, el mal rollo visible en antena entre ambos, se trasladó a los pasillos donde los gritos se hicieron visibles hasta que cada uno se marchó por su lado. Parece que lo que parecía una amistad irrompible entre ellos empieza a resquebrajarse. Mal asunto.