Acaba el mes de julio y Belén Esteban da el pistoletazo de salida a sus tradicionales vacaciones de verano.
Sin embargo, a diferencia de lo que había venido ocurriendo en los últimos años, en los que esta, a pesar de su cuenta corriente, había ido controlado sus gastos, en esta ocasión no lo hará. Y tiene motivos para ello.
Concretamente medio millón de motivos, los mismos que ha conseguido arrebatarle vía judicial a un Toño Sanchís que, por su lado, ha empezado a mirar muy mucho dónde pone cada euro, como consecuencia de la sentencia judicial en su contra que puede dejarlo también sin casa.
A la espera de saber si llega la anunciada fiesta de Belén y sus amigos en el chalé intervenido a Sanchís, la Esteban optará por hacer un par de viajes a la playa. Uno, muy posiblemente, a su Benidorm habitual. El otro, también en la costa, mucho más lujoso. Todo apunta al resort privado alejado de huéspedes que ya disfrutara en Canarias. A codearse con la jet set, se ha dicho.