El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo referencia en su discurso inaugural a una “carnicería americana” que según él sucede en el país. En ese momento, muchos analistas pensaron, tuitearon, bloguearon y publicaron que detrás de semejante frase solo podía haber una persona: Steve Bannon.
Sucedió lo mismo al buscar el origen del controvertido decreto que prohíbe el acceso a EEUU a personas procedentes de algunos países musulmanes, y también se suele apuntar a él cuando la encendida retórica de la mayoría de los fanáticos de Trump señala a los inmigrantes como la causa de todos los problemas y males de EEUU, entre ellos el desempleo y la inseguridad.
Hoy, es difícil no saber quién es Bannon si se sigue la agenda política de EEUU.
Más que asesor
Desde el momento en que Trump ganó la elección, su por entonces jefe de campaña se convirtió en uno de los grandes ganadores y más que un asesor pasó a ser el gran impulsor de las nuevas y restrictivas medidas.
Desde su lugar de director del sitio de ultraderecha Breitbart News generó una retórica nacionalista, contraria a los inmigrantes, acusada desde muchos círculos de xenofobia, que quedó alineada de inmediato con el mensaje de Trump.
Poco tiempo después, cuando se hablaba de que la campaña de Trump estaba a la deriva, el magnate contrató como estratega a Bannon, un exoficial naval que también estudió en Harvard, hizo dinero en Wall Street trabajando para Goldman Sachs y trabajó en la industria del entretenimiento. Un dato, se le recuerda por hacer una fortuna con parte de los derechos de la serie televisiva Seinfeld.
Reagan, ejemplo a seguir
También trabajó en un documental sobre Ronald Reagan, personaje que, según muchos allegados, le obsesiona política y personalmente. Fue señalado como uno de los principales activadores del movimiento ultraconservador Tea Party, que removió los cimientos del partido republicano en los inicios de la era demócrata de Barak Obama.
Tras el triunfo de Trump, Bannon ocupó un lugar decisivo en el equipo de transición del magnate, junto a una serie de rostros que ahora son difíciles de separar de su gestión: tanto él como el líder republicano Reince Priebus, la encuestadora Kellyane Conway o Jared Kushner, yerno de Trump, o el asesor Stephen Miller están siempre alrededor de las decisiones que toma el flamante presidente.
Al asumir Trump, Bannon lo hizo como “jefe de estrategia” de la Casa Blanca, cargo especialmente creado para él y que básicamente lo convierte en una de las personas con más poder, no solo en EEUU, sino en el mundo.
El Washington Post publicó ayer que Bannon y Miller son las figuras más radicales y que por estas horas ejercen más poder en el círculo presidencial, mientras que el resto pertenece al “establishment” republicano e intentan “alivianar” sus decisiones, sobre todo ante la opinión pública y en el frente externo.
Cosechando poder
Eso se agrava por el hecho de que muchos integrantes del gabinete aún no fueron ratificados por el Congreso, bloqueados por los demócratas, lo que genera un vacío de poder que aprovecha Bannon, según los medios, para radicalizar decisiones.
Según informó ayer el Washington Post, el decreto sobre inmigración no fue consultado con miembros clave, como los futuros secretarios de Defensa James Mattis o de Seguridad Interna John Kelly.
A Bannon no sólo se le señala como el ideólogo del incendiario discurso de asunción de Trump, sino que también se le atribuye la redacción del decreto de veto al ingreso de ciudadanos de países como Siria, Yemen, Irán, Irak y otros señalados como “peligrosos”, y que además se instituyó sin que mediara consulta a los expertos en seguridad territorial del gobierno republicano.
Ayer, una nueva orden ejecutiva de Trump elevó a Bannon a una de las posiciones más importantes de la presidencia: el Consejo de Seguridad Nacional, que evalúa y aconseja al presidente en cuestiones esenciales.
Bannon tendrá un puesto allí en lo que la prensa señala como un movimiento inédito, ya que por lo general, en esas instancias, es el personal militar quien aconseja al presidente, evitando así politizar la seguridad nacional.
Los análisis coinciden en que todo apunta en la misma línea: la retórica de un Estados Unidos centrado alrededor de un populismo de derechas anti inmigración y que responda a esa base más encendida y corrosiva de seguidores de Trump (a menudo denominada como “alt-right” o “derecha alternativa” que fue denunciada por incluir racistas en su rango de afiliación) es la que opera Bannon desde el corazón de la Casa Blanca.
Poder sin tapujos
“Muchos presidentes han tenido consejeros políticos de alto perfil, y algunos han sido sospechados de ejercer el poder real tras bambalinas. Pero nunca hemos presenciado a un asesor que se mueva tan descaradamente para consolidar poder como Stephen Bannon, ni que haya hecho tanto daño tan rápidamente a la imagen popular de su jefe putativo”, destacó el New York Times en un durísimo editorial titulado “¿Presidente Bannon?”.
Autodefinido como un anti-establishment y un enemigo de la corrección política de la que a menudo suele ser acusada la izquierda en EEUU, Bannon da contadas entrevistas a la prensa en las que ironiza con la imagen que existe sobre su accionar (ha mencionado al personaje de Star Wars, Darth Vader, más de una vez) o enviar mensajes explícitos: la semana pasada dijo al New York Times que la prensa había sido “humillada” en la elección y que debería “callarse un poco y escuchar más”.
“Nadie ha sido despedido después de la cobertura que han hecho de la elección y son una vergüenza”, son algunas de las frases que dijo al influyente diario, también a menudo atacado por Trump aunque visitado por el presidente antes de asumir.
Bannon emerge hoy más allá de denuncias y críticas como la figura excluyente que juega un rol fundamental en las decisiones que Trump está tomando, y las que tomará a futuro en su mandato.
Si podrá articular más medidas inflamables con este corte nacionalista en el marco de un gobierno en un país como Estados Unidos es algo que aún está por comprobarse, igual que en el frente externo, donde las interrogantes están abiertas.