A pesar del escándalo que estalló en Estados Unidos en septiembre de 2015 de los motores equipados con un software que manipulaba las emisiones de óxido de nitrógeno, y que ya le ha costado más de 15 mil millones de dólares, no ha sido motivo para que Grupo Volkswagen se haya convertido en el líder mundial de fabricantes de automóviles en 2016, desbancando a la poderosa Toyota Motors, que había liderado la clasificación en los cuatro últimos años.
Que hablen mal de alguien no es bueno pero, hay algo mucho peor: que no hablen. Lo decía Oscar Wilde y es lo que ha ocurrido con Volkswagen. El fabricante alemán ha alcanzado los 10’3 millones de vehículos vendidos en todo el mundo en 2016, ligeramente por encima de su competidor japonés, con 10’2 millones. El motivo es, principalmente que, mientras Toyota Motors ha incrementado sus ventas en sólo un 0’2 por ciento, Volkswagen lo ha hecho en un 3’8 por ciento.
Tras el escándalo del “Dieselgate” en Estados Unidos, una imagen muy negativa de la marca alemana comenzó a extenderse por todo el mundo. Sin embargo, en Wolfsburg0 supieron reaccionar con absoluta inmediatez. Prepararon un fondo de reservas de más de 18 mil millones de dólares para futuras sanciones que pudieran llegar y que, efectivamente, se dieron. Primero, la compañía alemana destinó un paquete de 15 mil millones de dólares para recomprar los vehículos afectados por los motores diésel de 2 litros y para incentivar una serie de medidas medioambientales, especialmente, en California, donde saltó el escándalo. Luego, a finales del pasado año, se hizo cargo de los coches que equipaban el otro motor con el software fraudulento, el 3.0 TDI. En total, eran unos 83 mil vehículos, de los cuales, recompró los más antiguos, unos 20 mil, reparó el resto.
Sin embargo, la actuación de Volkswagen en Europa ha sido otro cantar. La compañía se ha limitado a mandar una carta a los usuarios invitándoles a que lleven el coche al taller para que retiren el famoso software del motor, algo a lo que se opuso la Organización de Consumidores y Usurarios (OCU), ya que no garantizaba que, una vez retirado el dispositivo, las prestaciones y consumos fuesen iguales. La razón por la que Volkswagen no ha reaccionado en Europa como sí lo ha hecho en Estados Unidos es clara: de los más de 11 millones de vehículos afectados por el “Dieselgate” en todo el mundo, en Estados Unidos sólo hay alrededor de 600 mil, mientras que la mayoría se encuentran en el viejo continente. El presidente de la compañía alemana, Matthias Mueller, lo dijo de la forma más clara posible: “Si hiciéramos lo mismo en Europa que en Estados Unidos, Volkswagen desaparecería”.