Miles de migrantes llegados a Libia pagan con sus vidas el huir hacia Europa. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) cuantifica en 2.247 las personas muertas, al iniciar julio.
Las aguas del Mediterráneo central son un mar de cadáveres. Hombres, mujeres y niños pierden la vida, hacinados en botes que emproan hacia las fronteras europeas: Italia y Grecia, son los grandes destinos.
Desbordados
En esas mismas aguas el FRONTEX y las ONG, despliegan las unidades de auxilio de los países colaboradores, como España que, en estos días, mantiene al 100% a sus efectivos, a bordo del Río de Segura, una embarcación con límite de 1.300 plazas, siempre saturadas.
Las embarcaciones rescatan a cientos de migrantes antes de ahogarse y cercenar sus sueños; son socorridos, atendidos en primeros auxilios y desembarcados en los puertos europeos.
Tragedia muda
La OIM cifraba en 2.247 los muertos en los primeros cinco meses de 2017. En enero, 254; en febrero, 231; en marzo, 308; en abril, 306; en mayo, 612 y en parte en junio, más de 400. Esta es la mayor tragedia del planeta; esta es la tragedia muda, la que tiñe de rojo las azuladas aguas mediterráneas.
Nada que perder
Quienes manejan un mínimo grado de confort no comprenden cómo madres meten a sus bebés en cajitas de cartón y suben a una embarcación que es cualquier cosa menos segura, y lo hacen con decenas de desconocidos que persiguen la misma meta, y con mafioso que ya se han cobrado el precio que han puesto a sus vidas: 500, 1 o 1.500 euros.
Cuando solo le queda a uno la vida y no hay nada más (ni menos) que perder, las madres optan por la ‘ruleta rusa’: esa oportunidad de tener un futuro, de criar a sus hijos en paz, con trabajo y poder educarlos.
“Epidemia de crimen”
De enero a junio, en el resto del mundo, han perdido la vida 740 personas; en el Mediterráneo: 2.018. María Jesús Herrera, jefa de la Misión de la OIM en España. “Estamos ante una epidemia de crimen y victimización. En 17 años han perecido 46 personas (una media de más de 2.700/años), que tenían nombre y apellido”.
“La situación es muy complicada en Libia; dice María Jesús, lo que nos preocupa son los migrantes, las personas que buscan una solución en Europa. Detectamos tráfico de personas, condiciones inhumanas, desapariciones, muerte, violaciones… Lo que hacemos es un llamamiento a la comunidad internación, porque esto no se puede sostener”.
Huida masiva
La ruta subsahariana, que lleva meses recorrerla, se ancla en Siria, un territorio que hace años era un país y hoy, es campo de batalla. Miles y miles de personas se agolpan y esperan cualquier cosa que les lleve hacia Europa.
“Los migrantes demandan protección internacional, la autoridades tienen la obligación de acogerlos y allí, atenderles. La OIM en Italia y Grecia trabaja con las ONG y con los 2 gobiernos, pero no podemos decidirles lo que hay que hacer con esas personas; velamos porque los procedimientos se cumplan; colaboramos en procesos de reasentamiento, en el retorno voluntario asistido. Tenemos que ser capaces de mantener la dignidad de las personas”.