Mugabe gobernó Zimbabue durante 37 años, desde su independencia en 1980 hasta que dejó el poder en 2017, una época querida por sus seguidores, que lo consideran un héroe de la independencia y denostada por otros, que critican la catastrófica herencia económica y la represión de la disidencia.
Murió el 6 de septiembre en un hospital de Singapur a los 95 años de edad y ahora sus familiares no querían que su sucesor, Emmerson Mnangagwa, quien forzó su salida del poder en 2017, presidiera las exequias.
Tras una misa católica y las intervenciones de familiares, el cuerpo de Mugabe fue enterrado en el jardín de su casa. Su esposa Grace, sus hijos y otros familiares cercanos, representantes del Gobierno y los medios de comunicación asistieron al acto.
El féretro fue bajado por el hueco excavado, mientras Grace, cubierta con un velo negro, observaba acompañada por su hermana y sus hijos, entre lágrimas enjuagadas en un pañuelo blanco.
Los familiares de Mugabe intervinieron para recordar que el último deseo del exPresidente era que se le enterrara en Kutama, y no en el Monumento a los Héroes Nacionales de la capital, como pretendía Mnangagwa.