El movimiento Occupy Central impulsó las protestas de la Revolución de los Paraguas Amarillos predecesora de las actuales movilizaciones contra el Gobierno central chino.
Esta es la 17ª semana consecutiva de protestas, iniciadas en respuesta a un Proyecto de Ley de Extradición ya retirado.
Los manifestantes han lanzado cascotes y roto las ventanas de algunos edificios oficiales en las inmediaciones de la sede local del Ejército chino. Un incremento de la tensión que se produce muy cerca de los actos por el 70ª aniversario de la fundación de la República Popular China, previstos para el próximo martes.
"Un importante grupo de manifestantes están en la calle Harcourt. Han lanzado ladrillos contra los policías. Sus actos suponen una grave amenaza para la seguridad de las personas que están en el lugar", ha dicho la Policía.
Más tarde los manifestantes se han retirado hacia el distrito Central, epicentro empresarial y del turismo, aunque finalmente no se han producido incidentes.
Ha habido detenciones en el distrito de Causeway Bay, al este del distrito Central, aunque no se han producido enfrentamientos de importancia.
Movimiento de los Paraguas Amarillos
El Movimiento de los Paraguas Amarillos bloqueó durante 79 días el centro de Hong Kong para exigir una mayor democratización y protestar contra las autoridades hongkonesas y su seguidismo de Pekín.
"Es un día especial para las protestas de Hong Kong. Permaneceremos juntos para luchar por la libertad", ha dicho uno de los participantes. "La mayoría pensaba que Hong Kong estaba moribundo después de cinco años, pero hay mucha gente que sigue luchando por Hong Kong", asegura.
Hong Kong lleva con las protestas desde junio. Comenzaron con el objetivo de frenar una ley de extradición a la China continental, pero en estos meses han ido en aumento hasta reclamar una apertura democrática.
El Gobierno de Carrie Lam accedió finalmente a cancelar la polémica ley y ha convocado un diálogo nacional para dar respuesta al descontento de los hongkonenses, pero se ha negado a las otras demandas, que contemplan el sufragio universal.
Estas movilizaciones suponen el mayor desafío para Hong Kong desde la Revolución de los Paraguas de 2014.