Estas protestas han sido alimentadas por las detenciones previas de varios activistas prodemocráticos.
Las protestas se están concentrando en la sede del Gobierno hongkonés, que ha recibido los impactos de varias de estas bombas flamígeras. La marcha, convocada inicialmente por el Frente Civil para los Derechos Humanos, fue suspendida después de que la Policía se negara a conceder los permisos necesarios.
Los manifestantes también están lanzando piedras y otros objetos contundentes a los agentes y los asistentes a la ilegalizada marcha, que está recorriendo el barrio del Almirantazgo, que acoge a la mayoría de las instituciones, "se cuentan por miles", según el "South China Morning Post".
Ante la caótica situación, la Policía ha decidido emplear agua teñida de azul para identificar mejor a los sospechosos de estos actos violentos.
"Tras repetidas e inútiles advertencias", ha explicado la Policía en un comunicado, "los agentes han empleado gases lacrimógenos y la fuerza mínima imprescindible para dispersar a los manifestantes, a los que recomienda que cesen su actividad y se vayan inmediatamente del lugar".
Al menos seis activistas fueron detenidos en las últimas 72 horas, en lo que supone una escalada de represión de las autoridades de Hong Kong, que actúan por orden del Gobierno chino, contra los manifestantes.
Entre los detenidos destacaban Joshua Wong y Agnes Chow, ambos por "participar en una reunión ilegal" al rodear una comisaría de Policía durante protestas anteriores y fueron liberados horas más tarde.
Wong y Chow aseguran que no están implicados en esta nueva ola de manifestaciones en Hong Kong, que describen como un movimiento "sin cabecillas". En realidad, ambos figuran como fundadores de un movimiento llamado Demosisto, a favor de la autodeterminación del territorio.
Demosisto ha emitido este viernes un duro comunicado de condena contra las detenciones de sus líderes. "La Policía ha creado un efecto estremecedor, de "terror blanco"", asegura el grupo, en referencia al brutal periodo de represión llevada a cabo en 1947 por el entonces Partido Nacionalista Chino contra disidentes políticos en Taiwan.
"No tienen ni idea de lo furiosos que estamos", ha añadido la formación en un comunicado recogido por el "South China Morning Post".